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sábado, 15 de diciembre de 2012

ASPECTOS DE LA DICTADURA EN MORILES. 1. Vida social

MONTILLA.- Calle Melgar, efectos del seísmo del día
5 de junio de 1930, también acusado en Moriles.
        Al producirse el pronunciamiento del Capitán General Miguel Primo de Rivera, Moriles era ya una población de 3.224 habitantes que luchaban por su progreso económico tras once difíciles años de experiencia municipal. La mayor parte de ellos son braceros, jornaleros que sólo disponen de sus brazos para subsistir con un jornal de 3,50 pesetas en época de labores agrícolas o de cosecha. Por otro lado, parece ser que una clase media consigue a lo largo de estos años un nivel económico más alto acentuando aún más la diferencia social de clases; son los comerciantes, industriales y propietarios que a finales de la década de los 20 tienen un poder adquisitivo suficiente como para mantener un número tan elevado de matanzas que el Ayuntamiento decide nombrar un vigilante especial para esos meses del año. Pero la lucha por la riqueza también es propicia a la picaresca y en el comercio comienzan a notarse casos de fraudes en el arbitrio de pesas y medidas , práctica, por otra parte, muy común en otros Ayuntamientos de la época. La agricultura necesitaba de créditos a falta de una política agraria por parte del gobierno de la Dictadura que mantuvo las mismas estructuras agrarias del Antiguo Régimen. En Moriles, para facilitar el acceso de los agricultores a la concesión de préstamos, se crea en estos años el Pósito Agrícola Local que surgió en 1924 por órdenes verbales del Gobernador al Alcalde. Se constituiría por suscripción pública, contribuyendo el Ayuntamiento con 2.000 pesetas.
        Por su parte, las arcas municipales seguían menguando y el Consistorio encontraba ya verdaderas dificultades para gestionar su escaso presupuesto hasta tal punto que decidió, por economía municipal, no liquidar la paga extra a los funcionarios o dejar vacante alguna plaza en la administración local o de personal sanitario. Por eso, intentando dotar al Consistorio de medios recaudatorios más amplios, se decide también solicitar de la autoridad que faculte al Ayuntamiento a imponer los tributos "conforme a la conveniencia municipal en armonía con las condiciones de la localidad y de sus habitantes, dadas las dificultades con que se tropieza en la confección de los presupuestos." Poco después esta aspiración se concreta en solicitar una Carta Municipal idéntica a la de Lucena para la exacción de tributos municipales, según Real Decreto de 14 de febrero de 1925.
        A pesar de los graves problemas económicos, no se conocen durante estos años disturbios de tipo social en la localidad y la vida municipal seguía el ritmo marcado por la Dictadura. El Ayuntamiento de Moriles se prodiga en actos de adhesión a todos los órganos administrativos y políticos del nuevo régimen como la figura del Delegado gubernativo del Partido Judicial, el Somatén español, la Agrupación obligatoria de los pueblos del Partido, o el Comité de Unión Patriótica. El 20 de agosto de 1927 una comisión municipal se desplaza al vecino pueblo de Monturque para asistir a una conferencia del propagandista y miembro de la Unión Patriótica Juan Ramón Mora Torres que supuso un gasto de 25 pesetas; Igualmente la fiesta del árbol se celebraba con esplendor cada año en la localidad, con actuación de la banda municipal de música y un presupuesto de unas 300 pesetas . En un intento de favorecer la industria y el comercio locales, el Ayuntamiento se suscribe al Servicio de Información Comercial establecido por el Gobierno. El capítulo de homenajes a personajes del Régimen suponía también un elevado gasto a las ya mermadas arcas municipales. La celebración de la hazaña del Plus Ultra supuso 125,50 pesetas ; colaborar con el monumento al Excmo. Señor don Miguel Primo de Rivera, 50 pesetas ; tampoco faltaron las adhesiones al homenaje al Ministro de la Gobernación, el general Severiano Martínez Anido, o a la insignia de la Gran Cruz de Isabel la Católica impuesta al Comisario de la Exposición Iberoamericana don José Cruz Conde.
        Personajes también de interés en esta época de Moriles van a ser los Condes de Colomera, dueños de la finca y lagar de Santa Magdalena. El título fue concedido por Alfonso XIII a favor de doña Cecilia Burgos y Álvarez de Sotomayor, descendiente del II Conde de Colomera y casada con don Francisco Muñoz-Cobo y Serrano , por rehabilitación del antiguo, vacante desde 1841. Los nuevos condes celebran el acontecimiento en su lagar con una fiesta en la que participaron autoridades, miembros de la burguesía local y cuantos morilenses quisieron asistir.
        La fábrica de la luz que abastecía el alumbrado público, era propiedad de la Sociedad José María Toro González, con residencia en Aguilar, que en 1924 la traspasa por contrato a Miguel Marín de la Barrera. Al finalizar éste en marzo de 1926, la distribución es adquirida definitivamente en diciembre por Hidroeléctricas del Genil. En 1929 se realiza un proyecto de ampliación del alumbrado público, del que lo único que sabemos es que la Compañía dificulta su puesta en marcha. La ya concedida primera Central telefónica se inaugura a finales de 1927 , costando 305 pesetas la instalación del locutorio público y el primer recibo de teléfonos del Ayuntamiento, que también se sumó al progreso, que comprendía los siete primeros meses de 1928, ascendió a 144 pesetas. La administración municipal también entró en la época moderna con la adquisición de la primera máquina de escribir, una Royal, que haría las delicias del Secretario, señor Castillo Pérez y la compra de nuevo mobiliario para el Ayuntamiento seguramente coincidiendo con la inauguración del nuevo edificio de las escuelas del Patronato donde se trasladó definitivamente el Ayuntamiento y de cuyo acontecimiento no hemos encontrado información ni en las actas ni en la prensa de la época.
        La religiosidad popular giraba en torno a las fiestas del Rosario, san José, el Corazón de Jesús y la Semana Santa. La Hermandad de san José, presidida por su Hermano Mayor Mariano Roldán Casani, se encargaba de hacer que el día del santo resultase un completísimo día de fiesta local en que se mezclaba religión y patriotismo; la imagen del Patriarca desfilaba en procesión junto a la de la Patrona de Moriles la Virgen del Rosario, cuya hermandad estaba presidida por Antonio Cuenca Agraz, con la participación de la banda municipal y los niños de las escuelas nacionales. Igualmente el día de la Virgen del Rosario la imagen de san José acompañaba a la de la Patrona. La imagen del Corazón de Jesús que se procesionaba en su día, era propiedad de los hermanos Molina Jerez quienes costeaban también la solemne función religiosa oficiada por el cura párroco don Tomás del Rosal. En cuanto a la Semana Santa hay que hacer notar la constitución de la hermandad de Nuestro Padre Jesús que nació el 24 de junio de 1928 siendo su primer Hermano Mayor Agustín Martos Fernández.
        En 1929 se va a producir el relevo del párroco don Tomás del Rosal Lucena que había estado al frente de la parroquia desde febrero de 1913 y que pasará a cubrir la vacante de Cerro Muriano ; para sustituirle llega a Moriles un nuevo y carismático sacerdote, don Juan Elías Medina, ex coadjutor de la parroquia de Pedro abad . Su nombramiento fue efectivo a partir del 3 de mayo aunque el acto oficial de posesión se celebró durante la misa del día de la Virgen del Rosario, el siete de octubre. Don Juan Elías se ganó el respeto y el aprecio de los morilenses gracias a su celo apostólico y su preocupación por las necesidades de los obreros y de los más desfavorecidos; sólo quiero recordar su actuación durante el terremoto que tantos daños produjo en la ciudad de Montilla y en menor medida en Aguilar el cinco de junio de 1930: La Corresponsal en Moriles del Diario Católico El Defensor, Francisca de Paula Contreras, describe el pánico de la gente en esa noche al sentir el intenso temblor "acompañado de un espantoso ruido". Nadie durmió aquella noche esperando una réplica del seísmo y la gente se lanzó asustada a la calle. Francisca de Paula narra cómo el párroco, don Juan Elías "abrió las puertas de la parroquia y enseguida se llenó ésta de personas." En 1931, cuando la crisis de trabajo se había cebado con la clase obrera, don Juan trata de llevar ayuda económica a los obreros en paro y organiza en su beneficio funciones teatrales protagonizadas por jóvenes de la localidad. A pesar de todo, este hombre bueno fue incomprensiblemente asesinado en Castro del Río durante la guerra civil.

domingo, 2 de diciembre de 2012

MORILES DURANTE LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1929) Y LA “DICTABLANDA” (1930 – 1931)

     Con el pretexto de buscar una solución a la crisis del país y aprovechando el descontento del Ejército tras el desastre de Annual, así como el triunfo reciente del fascismo en Italia tras la Marcha sobre Roma en 1922 y el ascenso al poder de Mussolini, Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, se sublevó el 13 de septiembre de 1923 con el apoyo del Ejército. Los sublevados declararon el estado de guerra, la suspensión de las garantías constitucionales y la disolución de las Cortes. El régimen de la Constitución de 1876 fue sustituido, en medio de la indeferencia popular y sin apenas resistencia, por una dictadura militar. El propio Rey termina manifestándose abiertamente a favor del golpe militar.
En Moriles, como en otros muchos pueblos y ciudades, no se constituyó el nuevo Ayuntamiento hasta el martes 2 de octubre, en el nuevo local a donde acababa de trasladar su sede (como era habitual desde su comienzo en 1912). Ese día se celebró la Sesión Extraordinaria de la Dictadura según R. D. de 30 de septiembre de 1923, presidida por el Comandante de Puesto de la Guardia Civil, Ildefonso Fernández Blanco y con asistencia de la anterior Corporación que en dicho acto cesó en sus cargos. A continuación tomaron posesión los nuevos Vocales asociados elegidos entre los vecinos mayores contribuyentes:
• Alcalde: Francisco Chacón Fernández
• Primer Teniente de Alcalde: Nicolás Molina Jerez
• Segundo Teniente de Alcalde: Víctor Manuel Fernández Osuna
• Depositario: Pedro Cortés Arjona
• Síndico: Francisco Leiva Fernández
• Interventor: José Ramírez Atienza
• Regidores: Francisco Cortés Fernández, Pablo Martínez Borrego, Francisco Doblas Cardeñosa.
     Se marcaron a continuación las secciones para nombrar nuevos Vocales Asociados en la Junta Municipal pero ésta quedó como antes y no se hará una nueva elección hasta la siguiente sesión. La autoridad militar se hace cargo de los libros de cuentas y de caja municipales y se transcriben todas las actas y documentos oficiales leídos en el acto.
      El jueves, día cuatro, se procede a la constitución de las Comisiones Municipales y al cese del recaudador de arbitrios; el Oficial de Secretaría, Pedro Llamas Rodríguez, pasa a ocupar su puesto y la plaza de Oficial queda vacante. Como la fiesta del Rosario era inminente, se crea una nueva Comisión de Festejos encargada de llevar a cabo el programa ya elaborado por la anterior Corporación, autorizándosela a suprimir los números necesarios. Por la tarde se celebra una Sesión Especial, a las 17 horas, en la que el Comandante de Puesto de la Guardia Civil hace entrega a la Comisión electa de los libros, documentos y arcas municipales que habían sido incautados el día dos. Las cuentas de fondos recibidas serán más tarde censuradas por el Regidor Síndico.
     Poco después, el Ayuntamiento recibe la circular del Gobierno Civil de nueve de octubre de 1923 transcribiendo el telegrama del día ocho del Subsecretario del Ministerio de la Gobernación, Martínez Anido, con las disposiciones a seguir en el nuevo régimen: creación de las cuentas municipales; administración y cumplimiento de los servicios; establecimiento de los servicios inexcusables y de atención preferente como alumbrado, agua, asistencia médico-farmacéutica, abastecimiento de pan y demás artículos de primera necesidad. También incluía normas sobre higiene y sanidad pública y sobre los artículos de primera necesidad, establecía que se adoptaran medidas para impedir que salgan de la población sin estar ésta suficientemente abastecida.
     Una de las disposiciones más curiosas del nuevo régimen fue el Real Decreto de la Presidencia del Directorio Militar del 29 de octubre (publicado en la Gaceta del 30) por el que se concedía a los ciudadanos el poder formular quejas y reclamaciones ante los Ayuntamientos al final de las sesiones. Tiene interés por la aplicación y uso que en principio se hizo, proporcionando datos de la situación del municipio al comienzo del Directorio. La práctica se realizó en diversas ocasiones. En años sucesivos quedó en desuso dejando en entredicho la intención de democratizar los municipios. En Moriles hay que destacar las intervenciones del médico don José Torrecilla Garagarza, quien poniéndose de parte “de los buenos españoles” agradece al Directorio su gestión deseando que las nuevas medidas logren “el bienestar de España” desterrando el caciquismo. Igualmente intervino en una ocasión el Juez Municipal, don Miguel Estrada Lara, obligado a defenderse de las acusaciones del anterior. Torrecilla arremete contra los caciques locales y sus protegidos, el juez señor Estrada y el secretario señor Calles, acusando a estos de ser quienes dirigían los expedientes municipales, aunque fuesen otros los que firmaban. En dos ocasiones la presidencia tuvo que negar la palabra al señor Torrecilla por reiterativo en sus intervenciones y haber llegado a censurar incluso a la misma presidencia.
     Esta primera Corporación de Vocales Asociados intenta configurar el municipio de acuerdo con las directrices del nuevo régimen, no reparando en halagos y alabanzas a su representante el Gobernador Civil de Córdoba. Entre otras obras se acomete la contratación de un empleado para limpiar la fuente pública y otros lugares del pueblo necesitados de limpieza o el encalo y pintura del Cuartel de la Guardia Civil, obras que, a pesar del bajo montante económico de las mismas, suponían un gasto excesivo para su reducido presupuesto y que llevaron en ocasiones a un enfrentamiento entre Alcalde y Secretario. Para completar el personal administrativo, se nombró Oficial de Secretaría al maestro don Manuel Caracuel León, quien más tarde sería nombrado maestro titular en Montemayor, y como escribiente temporero a don Miguel Estrada Lara. Se presta atención también al representante en Córdoba del Municipio don Manuel Blanco Cantarero que, por haber sido nombrado director de la Normal, es sustituido por don Carlos Vaca Guzmán. Éste será cesado más tarde por orden gubernativa.
     La Diputación había asumido funciones específicas en sanidad y obras públicas y en su comunicación nº 24 de 22 de enero de 1924, se dirige a la alcaldía y a los vocales asociados de Moriles haciendo un informe detallado de la situación del municipio, de sus principales necesidades y de las obras que había que acometer, resumido en siete puntos:
1.- Que se inicie la construcción de la carretera de Moriles a Puente Genil.
2.- No existen caminos vecinales terminados. Sólo hay uno en construcción a Monturque.
3.- Moriles no precisa ramal de ferrocarril ya que tiene estación.
4.- No existe teléfono ni telégrafo ni oficial ni particular en funcionamiento.
5.- Existe una sólo escuela oficial de cada sexo para 225 niños y 192 niñas en edad escolar.
6.- El pueblo sufre enfermedades endémicas como las enfermedades intestinales en general.
7.- Los enfermos suelen ser hospitalizados en la ciudad de Aguilar o en Córdoba.
     Como un paso más en la organización de la Dictadura, Primo de Rivera nombra un Delegado Gubernativo en cada Partido Judicial en la persona de un militar de graduación bajo el mando directo del Gobernador Civil de cada provincia -cargo ocupado también por generales y dependiente del número dos del Directorio, el Subsecretario de Gobernación, General Severiano Martínez Anido- en su labor regeneradora de la vida nacional; para el Partido de Aguilar es nombrado el capitán de Caballería D. Francisco Corrales Gallego, quien el jueves 31 de enero de 1924 preside la sesión de Plenos del Ayuntamiento de Moriles al objeto de recibir la dimisión en pleno de la anterior Corporación "por motivos de trabajo y ocupaciones” y dar posesión a los nuevos miembros de la misma. El Delegado felicita al pueblo de Moriles porque en los últimos años había sabido encauzar su administración llegando a ser uno de los mejores y solicita de los recién nombrados Concejales “el concurso leal y desinteresado para constituir el nuevo Ayuntamiento”. La nueva Corporación quedó constituida por
• Alcalde: Juan López Fernández
• Primer Teniente de Alcalde: Rafael Chacón Fernández
• Segundo Teniente: José Rivas Molina
• Síndico: Cristóbal Bergillos Navarro
• Interventor: Luis Alcalá Carrillo
• Depositario: Eusebio Aguilera Sánchez
• Concejales: José Carretero Biedma, Juan J. Doblas Doblas y Juan Servián Sánchez.
El Delegado expone que "espera mucho del Nuevo Consistorio" por estar éste integrado por personas cultas, morales y de gran relieve social. Cesa a la Junta de Asociados y nombra otra nueva, insistiendo en los conceptos de "armonía y eficacia y cumplimiento del deber." Pide la reorganización de las Juntas de Sanidad, Instrucción y Reformas Sociales y a continuación se crea la Comisión Municipal Permanente que reunirá en Junta solamente al Alcalde y Concejales.
     Los Delegados del Partido intentaban despertar y mantener el espíritu patriótico con celebraciones como la Fiesta de la Raza, del Somatén o del Árbol. Pero la fiesta patriótica por excelencia era la celebración de la onomástica del Rey Alfonso XIII. En 1925 el Ayuntamiento de Madrid decide celebrarla por todo lo alto en desagravio por la campaña de difamación que se había hecho contra él en el extranjero, invitando al evento a Alcaldes y representaciones de los Ayuntamientos de toda España, con la participación de las Diputaciones, la Unión Patriótica y el Somatén. Moriles se adhiere al acto decidiendo que una comisión formada por Juan López (Alcalde), Rafael Chacón (Primer Teniente) y Eusebio Aguilera (Segundo Teniente), se traslade a Madrid al homenaje, haciendo extensiva la invitación a la Junta Directiva del Circulo de la Unión Patriótica y al Jefe del Somatén Local. Se libraron seiscientas pesetas para gastos. Pero no quedó ahí el fervor patriótico de la Corporación: en la misma sesión “se acuerda nombrar Alcaldes Honorarios de esta población a SS. MM. Los Reyes de España a los que se entregará por mano del Alcalde Presidente, el correspondiente nombramiento.” El día 23 de enero, onomástica del Rey, la comisión de Moriles estuvo en Madrid. El título correspondiente al nombramiento fue realizado por Pedro Albelda Carvajal, de Puente Genil, siendo su coste de diez pesetas.
     Esta corporación realizará el nuevo Censo de población según instrucciones recibidas del Instituto Geográfico y Estadístico y aprobará el presupuesto para 1924-1925 después de la renuncia del oficial de secretaría Rafael Caracuel León y el nombramiento para ese cargo de Miguel Estrada Lara. Los conceptos de dicho presupuesto fueron: Instrucción Pública, 1.700 pesetas; Gastos Ayuntamiento, 8.929 pesetas; Cargas Municipales, 13.562 pesetas; Corrección pública, 374 pesetas, y obras públicas, 9.000 pesetas. Como vemos los gastos del Ayuntamiento y las cargas municipales suponen el 67 % del total frente al 33 % de las inversiones en vigilancia y orden público, instrucción y obras públicas. La escasez de fondos en las arcas municipales era ya un tópico en las actas de sesiones del Municipio, pero esta vez el problema se va agudizando hasta tal punto que en diciembre de 1923 se decide no pagar la paga extra a los funcionarios para hacer economías y en 1925 la situación llega a calificarse de “muy difícil”, contabilizándose 5.200 pesetas que el Alcalde y Primer Teniente habían tenido que adelantar de su bolsillo.
     El Alcalde, Juan López Fernández, había manifestado en varias ocasiones su deseo de dimitir por lo que, en marzo, el nuevo Delegado Gubernativo, don Pelegrín Pujol y Vidal, aprovecha para remodelar el Ayuntamiento aceptando su dimisión, pero al mismo tiempo cesa también al Depositario Eusebio Aguilera y a todos los Concejales y nombra nuevo Alcalde a Pedro Contreras Onieva, pasando a Primer Teniente al ex Alcalde, a Segundo Teniente a Rafael Chacón y a Depositario a José Rivas. Luis Alcalá pasará a suplente de Teniente de Alcalde y Cristóbal Bergillos a Concejal; los nuevos nombramientos fueron: Víctor Manuel Fernández Osuna, suplente de Teniente de Alcalde; Francisco de Paula Valle Buendía, Pascual Mármol Corredera y Rafael Fernández Ruiz como nuevos Concejales. Una vez remodelada la Corporación el Delegado elogió el nuevo equipo de gobierno "formado por personas cultas, morales, de gran prestigio social y sobre todo de una voluntad sin límites." Éste parece bien avenido y durante los meses que Pedro Contreras estuvo de baja por enfermedad, prácticamente hasta fin de año, Juan López Fernández ejerce de Alcalde accidental. Sin embargo entre funcionarios y concejales hay movimientos de descontento: Cristóbal Bergillos Navarro pide su dimisión irrevocable y el Oficial de Secretaría Miguel Estrada pide aumento de sueldo de 1.260 a 2.100 pesetas. Ambas peticiones fueron denegadas. A los dos meses se reciben instrucciones del Delegado para separar de su cargo de Oficial de Secretaría a Miguel Estrada, sacar la plaza a concurso y nombrar sustituto interino a José Gutiérrez Doblas. Estos acuerdos fueron aprobados en sesión plenaria con la oposición de Rafael Fernández Ruiz y Luis Alcalá Carrillo.
     A finales de año, después del prestigio obtenido tras el desembarco de Alhucemas, que supuso el final de la tristemente famosa Guerra de África, Primo de Rivera sustituye el Directorio Militar por un Directorio Civil en el afán de legitimizar y perpetuar el régimen, lo que parece que va a influir en el municipio calmando durante unos meses la actividad política. Sólo dos acontecimientos se van a producir durante estos años: por un lado el concejal Cristóbal Bergillos consigue al fin su dimisión y es nombrado juez suplente, y por otro, el Ayuntamiento participa en dos homenajes a los hombres fuertes del régimen, al Alcalde de Córdoba don José Cruz Conde –que pasaría a Sevilla como Gobernador Civil y Comisario de la Expo Iberoamericana- y al Presidente de la Diputación, Francisco Santolalla Natera, que será nombrado Alcalde de Córdoba y más tarde miembro de la Asamblea Nacional. También en octubre de 1926 se recibió la visita del Gobernador Civil don Luis María Cabello Lapiedra que supuso un gasto de 423,50 pesetas.
     En los dos últimos años de la Dictadura, 1928-1929, su desprestigio aumenta en toda España; en Moriles se suceden las continuas renuncias y nombramientos de los funcionarios y administrativos municipales. En febrero renuncia el Oficial de Secretaría José Gutiérrez Doblas y es sustituido por Antonio Sotomayor Varo. El dos de junio renuncia éste y es nombrado Rafael Jiménez Castillo quien dimitirá en octubre ocupando su puesto el escribiente temporero Romualdo González Cabello. Antonio Sotomayor será nombrado nuevo escribiente temporero. Pero la renuncia más significativa fue la del Secretario Manuel Calles en enero del 29 mediante oficio de fecha 31 de diciembre de 1928. Manuel Calles, después de haber ocupado la secretaría del Ayuntamiento de Moriles durante diez azarosos años, obtuvo plaza como Secretario interino en el Ayuntamiento de Zuheros en febrero de 1930 y como titular del mismo a partir de octubre de ese año. Para sustituirle en Moriles se nombra Oficial Primero a Abelardo Borrego Aguilar.
     Desconocemos si las razones que llevaron al señor Calles a presentar su dimisión y buscar otro lugar en la administración local iban unidos a los malos momentos que se vivían en la política española o a las divergencias y maniobras locales por conseguir un cargo en la administración o en la política; el caso es que, en febrero, el mismo Alcalde, Pedro Contreras Onieva, en sesión extraordinaria del Pleno, "en vista de las divergencias que vienen surgiendo en el seno de la Corporación Municipal se veía en la necesidad de presentar su dimisión con carácter irrevocable." Igualmente los Concejales presentan la suya y se decide comunicarlo al Gobernador Civil. A los veinte días el Delegado gubernativo don Rafael Padilla preside la sesión del pleno dando posesión a una nueva Corporación, la última de la Dictadura de Primo de Rivera, en la que repiten nombramiento dos concejales, los mismos que se habían opuesto a la destitución del Oficial de Secretaría Miguel Estrada:
• Alcalde, Luis Alcalá Carrillo
• 1º Teniente, Agustín Martos Fernández. Suplente, Rafael Fernández Ruiz
• 2º Teniente, Antonio Lozano Sánchez. Suplente, Francisco Rueda Cosano
• Depositario Pedro López Muñoz
• Concejales, Manuel Fernández Benavente, Mateo Lara, Julián Estrada Cortés y Francisco Alcalá Carrillo.
No se producen esta vez discursos patrióticos ni de exaltación de valores morales; sólo hay palabras de aliento y reconocimiento. Actuó de Secretario el Oficial Abelardo Borrego. Inmediatamente la plaza de Secretario sale a concurso presentándose noventa y siete aspirantes entre los que el Gobernador Civil nombra a Agustín Castillo Pérez, casado y de cuarenta años, quien tomará posesión de su cargo el 23 de octubre.
     Pero Luis Alcalá apenas va a tener tiempo de gestionar el municipio pues tras escasamente nueve meses de posesión se produce la dimisión en pleno del Consistorio; el Gobernador Civil sólo acepta la dimisión del Alcalde pero no la de los Concejales. Como nuevo Alcalde es nombrado el industrial Cristóbal Bergillos Navarro. Más adelante el Pleno reconoce a Luis Alcalá un débito de 4.893 pesetas por gastos satisfechos de su bolsillo durante su presidencia en la Alcaldía, confirmando la práctica de que por falta de fondos en la caja municipal, los ediles adelantaban de su bolsillo los gastos urgentes, aunque luego resultaba más difícil que se le reconociese la deuda y se le hiciese efectiva.
     En enero de 1930 renuncia a su cargo el Depositario Pedro López Muñoz obteniéndolo el médico don Agapito Soberado. La economía internacional estaba ya bastante revuelta. En Estados Unidos el Crack económico iniciado en Wall Street el jueves negro 24 de octubre de 1929, va a provocar la Gran Depresión que alcanzará a los países industrializados de Europa. La economía española fue incapaz de asumir la crisis agudizando la decadencia del sistema político. Alfonso XIII, en un intento por salvar el régimen monárquico, obliga a dimitir a Miguel Primo de Rivera el 28 de enero de 1930, nombrando presidente del Gobierno al general Dámaso Berenguer quien dio origen a un nuevo período de la historia de España que se ha denominado la Dictablanda que concluirá con la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931. El miércoles, 12 de febrero de 1930, el último Ayuntamiento primorriverista en pleno, presidido por Cristóbal Bergillos Navarro, presenta su dimisión debido a “los cambios políticos que dejan desasistidas de autoridad a las Corporaciones” lamentando las nuevas leyes que suprimían algunos acuerdos económicos de los Ayuntamientos.
     El Real Decreto de 15 de febrero de 1930 estableció que los nuevos Ayuntamientos estarían compuestos a partes iguales por los mayores contribuyentes y por los concejales que más votos obtuvieron en el período electoral 1917 – 1923. En Moriles se constituye el Ayuntamiento en la sesión plenaria del 26 de febrero, siendo proclamados por mayores contribuyentes
Antonio Cuenca Agraz, alcalde;
Pablo Solís Nieto, Primer Teniente de alcalde;
Rafael Chacón Fernández, Segundo Teniente;
José Aguilera Caballero y Luis Alcalá Carrillo, concejales,
y como ex concejales electos
Agustín Jiménez Heredia, Álvaro Agraz Fernández, José Mª Aguedo Romera Carmona y Francisco de Paula Perailes Lara, concejales.
     La nueva Corporación, consciente de la difícil situación del momento, acordó, a los dos días de su constitución, no solidarizarse con las responsabilidades contraídas por anteriores Corporaciones sobre actos administrativos, acuerdos, gastos, obras, préstamos, contratos, etc adoptados contra la ley o en perjuicio del vecindario. De hecho, en las primeras inspecciones realizadas, se detectaron irregularidades en los cobros de recibos de las contribuciones municipales por lo que se acuerda eximirse de responsabilidades.
     La política del gobierno Berenguer resultó también un fracaso hasta que, por fin, el nuevo presidente, el almirante Aznar, convoca elecciones municipales para el 12 de abril de 1931 que fueron consideradas como un plebiscito sobre la Monarquía. Los resultados electorales con el triunfo de las candidaturas republicano-socialistas en 41 de las 50 capitales de provincia, motivaron que el martes 14 de abril, ante el entusiasmo popular, se proclamara la República forzando al rey Alfonso XIII a abandonar el país.

domingo, 4 de noviembre de 2012

EL FINAL DE LA RESTAURACIÓN: HACIA LA DICTADURA (Años 1921-1923)

      La llegada del siglo XX con el reinado de Alfonso XIII supuso la debilitación del régimen de la Restauración borbónica. Los intentos regeneracionistas de Silvela y Maura fracasaron así como el programa reformista de izquierdas de Canalejas. Los partidos tradicionales, liberales y conservadores, se debilitaron y dividieron al tiempo que los partidos republicanos y los movimientos obreros fueron calando en la población y minando el sistema. Los conflictos sociales se generalizaron desembocando en la crisis de 1917 en que las clases obreras pusieron sus esperanzas en la revolución rusa dando lugar al llamado Trienio Bolchevique (1918-1920).
         La guerra en Marruecos vino a sumarse al descontento social por su impopularidad desembocando en el desastre de Annual en julio de 1921 que, al decir de Indalecio Prieto, había supuesto “el período más agudo de la decadencia española.” El desastre de Annual hizo que las responsabilidades de la derrota provocaran una dura crítica al régimen político salpicando incluso a la corona. Todo esto provocó una gran inestabilidad política y continuas crisis de gobierno.
      La provincia de Córdoba, donde las prácticas caciquiles estaban fuertemente arraigadas, vivió unos años de alta crispación política que se traducía en continuos cambios de gobiernos municipales propiciados desde el poderoso Gobierno Civil. Después de Blasco Perales, los gobernadores Manuel Pérez Camacho (1922) y Ricardo Aparicio (1923) van a gobernar los destinos de Córdoba hasta la llegada de la Dictadura.
      El año de 1921 se abre en Moriles con la toma de posesión de la Corporación municipal presidida por Manuel Fernández Alcalá, tras la elección realizada el 6 de enero como consecuencia de un comunicado del Gobernador Civil, Corporación que sufrirá las irregularidades administrativas con la dimisión del auxiliar de secretaría, Antonio Agraz Fernández que abandona su puesto, siendo nombrado interinamente para el mismo Pedro Llamas Rodríguez y como secretario interino José Sánchez Pérez del Pulgar .
      Apenas va a durar cuatro meses este gobierno municipal, pues el jueves, 14 de abril de ese año, en sesión extraordinaria, se procede a posesionar a los concejales suspendidos por el Gobernador Civil, por sobreseimiento de la causa seguida contra ellos, confirmado por R. O. del Ministerio de la Gobernación de cinco de enero de 1921. Por comunicado del Gobernador Civil de fecha cinco de abril de 1921, toma de nuevo posesión del Ayuntamiento la Corporación adepta a Fernández Jiménez presidida por Álvaro Agraz Fernández como Alcalde. El resto de la Corporación fue la siguiente:
Manuel Mármol Fernández, Primer Teniente de Alcalde; Francisco Vida Mármol, Segundo Teniente; Síndico, Francisco Lao Espinosa; Depositario, José Aguedo Romera; Interventor, José Doblas Ramírez (ex alcalde); Regidores: Agustín Jiménez Heredia, Antonio Cuenca Agraz y Juan López Fernández. El Ayuntamiento continúa ubicado en el local propiedad de Luis Alcalá Carrillo y la Casa Cuartel en otro propiedad de Emilio Pérez Domingo.
      Tres meses más tarde, el 30 de julio, Alvaro Agraz renuncia a la alcaldía alegando motivos de salud y ocupaciones personales, siendo sustituido por Manuel Mármol Fernández y pasando a Primer Teniente de Alcalde José Aguedo Romera y a Depositario Antonio Cuenca Agraz. Renuncia el Síndico Francisco Lao Espinosa y es nombrado Juan R. López Fernández . Renuncias y nombramientos que obedecían más bien a motivos políticos ocasionados por la inestabilidad del sistema como lo demuestran los cambios en el cargo de Auxiliar de Secretaría que comienzan con la suspensión de Pedro Blancar alegando motivos de economía y el nombramiento posterior de Manuel Caracuel León, así como el otorgamiento de un poder notarial concediendo plenos poderes a favor del representante del municipio en la capital.
      A finales de año se abre un nuevo período electoral y en Moriles se proclaman los candidatos a las próximas elecciones municipales, las últimas antes de la dictadura, todos liberales del señor Fernández Jiménez. Aquellas se celebran el domingo, cinco de febrero de 1922 y su resultado tiene diferente eco en la prensa provincial (siete liberales, dos liberales fernandistas o cinco fernanistas ) según el medio. El caso es que el sábado, uno de abril de 1922 toma posesión la nueva Corporación municipal, la última de la Restauración, presidida por Juan Ramón López Fernández como Alcalde; Francisco Vida Mármol, Primer Teniente de Alcalde; Rafael Chacón Fernández, Segundo Teniente; Síndico, Pablo Solís Nieto; Interventor, Manuel Fernández Benavente; Depositario, Antonio Cuenca Agraz y los Concejales Francisco Perailes Lara y José Aguedo Romera Carmona. Como vemos hay cinco cesantes y sólo cuatro nuevos electos. Esta Corporación hace un nuevo nombramiento para el cargo de Oficial de Secretaría en la persona de Pedro Llamas Rodríguez, nombramiento que provoca las protestas de los Concejales Perailes, Solís y Cuenca. A finales de mayo la Casa Ayuntamiento tiene que trasladarse por desalojo al número 75 de la calle Fernández Jiménez, local propiedad de Natividad Pino Berlanga donde ya estaban ubicadas las escuelas nuevas.
      Esta Corporación se mantendrá en el cargo hasta septiembre de 1923, en que la llegada de la dictadura de Primo de Rivera ponga fin al régimen de la Restauración suspendiendo la Constitución, disuelva las Diputaciones Provinciales, prohíba los partidos políticos y declare el estado de guerra que durará hasta marzo de 1925.

CULTURA
      Los asuntos culturales del municipio seguían girando en torno a las fiestas de la Virgen del Rosario cuyo programa para octubre de 1921 fue realizado por el propio Alcalde y el Concejal Antonio Cuenca Agraz. El presupuesto de gastos fue de 751 pesetas. La feria de 1922 tuvo un presupuesto de 991 pesetas y los festejos se realizaron durante los días uno, dos y tres de octubre. Fue presidente de la Comisión Manuel Fernández Benavente.
      El local arrendado para escuelas se encontraba en situación bastante precaria, lo que motivó que la maestra doña Juana B. Villalba Serrano hiciese un escrito pidiendo el arreglo y encalo del mismo. En marzo se recibe la visita del Inspector de Primaria que provoca en el Ayuntamiento unos gastos de recibimiento, estancia y despedida por un total de 60 pesetas. Esto, más las 20 pesetas que se invirtieron en premios para los alumnos, da una idea del gasto que el municipio dedicaba a sus escuelas. En septiembre toma posesión la nueva maestra doña Remedios Ruiz. Pero el municipio carecía aún de local propio para las escuelas por lo que se hacía necesario buscar uno que acogiera a los niños y otro a las niñas. En estos años las escuelas estuvieron instaladas en un local propiedad de Antonio Zurera Varo que éste tenía arrendado a Alvaro Agraz y éste otro a su vez subarrendó al Ayuntamiento. A partir de mayo de 1923 dicho edificio tuvo que ser desalojado por final de contrato y necesidad de su propietario, por lo que las escuelas tuvieron que trasladarse a otro, propiedad de Natividad Pino Berlanga, en el número 75 de la calle Fernández Jiménez.
      En junio de 1922, tras la publicación del R. D. del Ministerio de Instrucción Pública del 3 de marzo de ese año por el que se ofrecían subvenciones a los Ayuntamientos que carecieran de locales-escuela adecuados, se acuerda pedir 30.000 pesetas aportando el Ayuntamiento otra cantidad igual para la construcción de dos escuelas unitarias. Más adelante, y en el mismo intento de solucionar de una vez el problema de locales escuela, se acuerda dirigirse a la Junta Provincial de Beneficencia - administradora del Patronato creado por don José Gregorio García de Leaniz- pidiendo la cesión al municipio del sobrante del terreno en que estuvieron edificadas las primitivas escuelas del Patronato, a fin de construir el grupo escolar que tenían en proyecto. Estas gestiones seguirán su curso y se verán cumplidas cinco años más tarde, en plena dictadura.

SANIDAD
      La sanidad va a girar en torno a la ya habitual aparición de brotes de fiebre tifoidea, a la salubridad del cementerio y al nombramiento de médico titular, ya que era frecuente la renuncia de éste. Ya en 1920 se había destinado una pequeña partida para el arreglo y saneamiento del pozo y el abrevadero de la fuente. En 1921 las obras en el cementerio fueron llevadas a cabo por particulares para sus enterramientos familiares. Más adelante se declararon de urgencia con un presupuesto de 298,75 pesetas, obras que no se realizarán hasta el año siguiente junto con las del arreglo de la fuente pública. A pesar de todo el abandono del cementerio era evidente y a raíz de la visita pastoral del Obispo de Córdoba, Adolfo Pérez Muñoz, en enero de 1923 se decide adquirir plantas y cipreses para adorno del mismo.
      Por estas fechas, aparecen dos casos de tifoidea en una familia de la calle Ramón y Cajal, cuya casa fue objeto de desinfección por parte de los servicios municipales, y que va a tener amplia repercusión dado el control y seguimiento que desde la Inspección Provincial de Sanidad se venían haciendo de estos brotes. Ya en enero se habían pedido informes oficiales sobre el estado sanitario del abastecimiento de aguas potables en la localidad. El caso provocará la visita del Inspector provincial quien tomó muestras del agua del abastecimiento público e inspeccionó detenidamente el matadero, las escuelas y el cementerio. Antes de marcharse se dieron órdenes al personal sanitario de la localidad para evitar la repetición de casos semejantes. Los nombramientos y renuncias de médicos se suceden con frecuencia durante estos años: don José Sánchez Pérez del Pulgar había dimitido como titular por no encontrar vivienda en Moriles, pero en 1921 seguía ejerciendo como médico para la revisión de los mozos antes de su incorporación a filas. El titular, don Vicente Ruiz Toscano, renuncia el mes de mayo. En julio toma posesión como interino don Agapito Soberado Soberón y en noviembre don José Torrecilla Garagarza. A la renuncia de éste, ya como titular, en abril de 1923, vuelve a ser nombrado interino don Agapito, convocándose concurso para proveer la plaza de médico titular a la que se presentan cinco solicitudes, pero es nombrado por la Junta Municipal de Sanidad el entonces interino, don Agapito.

VIDA SOCIAL
      La vida de Moriles va a estar marcada durante estos años por la figura de don Juan Vitórica y Casuso, financiero y agente de bolsa, diputado a Cortes por el distrito de Cáceres desde 1918 a 1923. Don Juan era dueño de la finca la Higueruela, en el término municipal de Moriles, por donde transcurría el camino de Puente Genil a este municipio, a la sazón en muy mal estado, y había mostrado en varias ocasiones su interés por la construcción de la nueva carretera de Moriles a Puente Genil. El 31 de marzo de 1921 el Rey le concede el título nobiliario de “Conde de los moriles” “para sí, sus hijos y descendientes legítimos” como recompensa a los servicios prestados a la Monarquía. Don Juan poseía, entre otras distinciones y condecoraciones, la de Gentil Hombre de Cámara de Su Majestad y Caballero de la Orden del Santo Sepulcro. Con este motivo pasa una temporada en su finca y aprovecha para recibir el homenaje del municipio que se siente honrado con que su nombre vaya unido a un título nobiliario. En la Higueruela se celebra una comida a la que asisten las autoridades locales y donde el nuevo miembro de la nobleza se ofrece para mediar junto con el diputado Fernández Jiménez en la solicitud de la construcción de la carretera que une Moriles con Puente Genil. El Ayuntamiento corresponde a dicha invitación con un lunch para el Sr. Conde y sus acompañantes con un gasto de 227 pesetas.
      Dos meses después se produce el Desastre de Annual y el Conde de los Moriles se alistó como voluntario en la campaña de Marruecos como Alférez de Complemento; en agosto don Juan estará en Melilla como ayudante del Coronel Saro, participando activamente en la campaña. Las tropas del Regimiento del Rey pasaron por la estación de Moriles con destino a Marruecos, por lo que el Ayuntamiento decide conceder un donativo a las fuerzas expedicionarias y enviar un telegrama de adhesión al gobierno y al Rey . Como recuerdo de su paso por la campaña de Marruecos, uno de los puentes de la carretera que unía Tetuán con Ceuta, llevó el nombre de “Puente de los Moriles”.
      La situación económica del municipio va empeorando en estos años al igual que en toda España; así el jornal medio que en 1921 estaba establecido en cuatro pesetas, en 1923 se fijó en 2,50. Esto hizo que los trabajadores, debido al paro, se dedicasen, al amparo de la ley de caza, a la captura y muerte de animales considerados dañinos, como los gatos monteses o las garduñas (3,75 pesetas por cabeza), o aves de rapiña como el milano (4 pesetas por cabeza) como medio de conseguir ingresos para el sustento.
      Las arcas municipales se iban vaciando hasta el punto de rechazar el Ayuntamiento la petición del Comandante de Puesto de la Guardia Civil de construir un pabellón para un Guardia casado, por ampliación de la fuerza del Puesto, o tomar la decisión de no pagar la paga extra de navidad a los funcionarios con objeto de hacer economías. La subasta de los servicios públicos casi nunca era posible pues los rematantes eran siempre o concejales o parientes de concejales. La única carnicería pública estaba ubicada en el kiosco del paseo de San Jerónimo.
      El Ayuntamiento solicita a Correos la implantación en el municipio del giro postal enlazado con Puente Genil y acuerda ubicar la subcentral telefónica solicitada desde 1916 y que había sido por fin concedida, en calle Horno, en el domicilio de la señorita Amparo Gutiérrez Doblas. En febrero de 1921 se anuncia la inauguración de la nueva fábrica de luz “Nuestra Señora del Carmen” bajo la denominación social de Estrada, Contreras y Cia, aunque más adelante vemos que la compañía suministradora de electricidad al Ayuntamiento es de José Mª Toro González y Cía.
      La Comisión de Evaluación de 1922 nos permite conocer la distribución de la riqueza local: el vecino mayor contribuyente por rústica, Antonia Aguilera Caballero; forastero, Sr. Duque de Tarifa y Denia, propietario de El Chato; vecino mayor contribuyente por urbana, José Aguilera Caballero; mayor contribuyente por industrial, Joaquín Bergillos Navarro; Cura Párroco, don Tomás del Rosal Lucena. Pero lo cierto es que el Moriles de principios de los años 20 seguía siendo un pueblo pobre y totalmente incomunicado, con sus caminos vecinales un peligro para el tránsito y la carretera a la estación, cortada.

URBANISMO
      Después del plan urbanístico del año 1920 que afectó a buena parte de calles de la población (Paseo de san Jerónimo, Fernández Jiménez, Alta, Alcalá Zamora, Molinos, Tejar y Monturque) un nuevo perito de obras municipales se va a encargar del aspecto urbanístico de la localidad; Manuel Llamas Pizarro compondrá la fuente y lavadero públicos, el palco de la música del Paseo de San Jerónimo y los poyetes del mismo, y hará igualmente el empedrado de las calles Alcalá Zamora y Horno, pero los vecinos de la Calle Molinos se quejarán del mal estado de su calle, una de las más populosas y transitadas.
      Una nueva calle, la número diecisiete, va a aparecer en 1922, la calle don Santiago Ramón y Cajal, que será el tramo comprendido “desde Fernández Jiménez a Camino de Puente Genil y de los Naranjos a la nueva de Aguilar partiendo de la del Patronato”, es decir, todo el espacio frente al antiguo Ayuntamiento entre la actual Avenida Andalucía y Matallana. Así se establecen tres secciones en el municipio:
- Sección 1ª: Fernández Jiménez, Ramón y Cajal y Molinos.
- Sección 2ª: Alta, Colegio, Llano de la Posada, Paseo de S. Jerónimo, Patronato.
- Sección 3ª: Tejar, Canalejas, Estación, Gómez de la Serna, Horno, Santón, Pasaje, Alcalá Zamora y Monturque.
Poco después la Plaza de Abastos tomará entidad propia como calle separada de la calle Horno con lo que Moriles entrará en la Dictadura de Primo de Rivera con un total de dieciocho calles.
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FUENTES
Archivo Municipal de Moriles (A.M.M.) Libros de Actas de Sesiones y Junta Municipal
Prensa: La correspondencia de España, El Defensor de Córdoba, ABC, El Aviso de Puente Genil, Diario de Córdoba,

sábado, 13 de octubre de 2012

CIEN AÑOS DE HISTORIA

          18 de junio de 1912. Alfonso XIII firma una Ley “disponiendo se constituya en término municipal independiente del de la ciudad de Aguilar (Córdoba), con el nombre de Moriles, la aldea de los Zapateros”. Se iniciaba así el periplo de un pueblo que acaba de ver cumplido su primer centenario como municipio independiente recordando sus “Cien años de historia”, el resumen de su vida, desconocida hasta hace poco por la mayoría de los morilenses. Afortunadamente ya dejó de ser una vida sin historia para convertirse en la de un pueblo joven que nos ha demostrado que la verdadera historia la escribe la gente del pueblo con su trabajo, sus ilusiones, sus logros y sus fracasos. La verdadera historia de Moriles no reside en ricos edificios, personajes o monumentos, sino en su gestación lenta y difícil como pueblo, desde los primeros jornaleros, caseros, aparceros y propietarios establecidos en sus pagos hasta el trabajo duro y cotidiano de sus gentes de hoy en el campo, la construcción, la administración, la industria, el comercio o los servicios. Moriles comienza a conocer su propia historia.
          Aquel día nació Moriles en un doloroso parto lleno de esperanza pero enfrentándose a un futuro incierto y moría la antigua aldea de los Zapateros, cumpliéndose así una antigua aspiración liberal de sus habitantes que se remonta a la primera mitad del siglo XIX. En 1822, durante el trienio liberal de Fernando VII, la aldea fue sede de una Junta que, según la prensa de la época, retrasó la vuelta del absolutismo. Ya en pleno nacimiento del Estado liberal, en 1836, durante la regencia de María Cristina de Borbón y al amparo de las reformas progresistas del gobierno de Mendizábal, la aldea de los Zapateros intentó sumarse al movimiento liberalizador contando ya con 128 vecinos, casi 80 viviendas construidas y una situación privilegiada en un importante cruce de caminos junto a innumerables fuentes y manantiales.
          Así se fue transmitiendo aquel espíritu de autonomía y de independencia, alimentado por la gran riqueza que los pagos de los Moriles aportaban al municipio aguilarense, mientras sus trabajadores malvivían en la pobreza y explotación en la pequeña población de los Zapateros. En 1842 una nueva iniciativa liberadora liderada por el alcalde pedáneo Joaquín Navarro volvió a estrellarse frente a la rotunda oposición del Ayuntamiento matriz, provocando en la aldea un movimiento de rebelión y protesta contra éste.
          Pero el tesón de los zapatereños era grande, como demostraron al superar la devastación producida por la filoxera (1889-1904) que en menos de cuatro años había acabado con más de la mitad de las cepas productoras. En 1906 sus famosos vinos finos volvieron a recuperar los mercados vinícolas devolviendo a la aldea sus sueños de independencia y libertad.
          Un político, José Fernández Jiménez, supo aprovechar los ideales liberales tan arraigados en la aldea. Colocado en el ala izquierdista de los liberales cordobeses tratará de captar los casi 500 votos de sus electores para conseguir sus actas de diputado utilizando para ello todas las armas que el caciquismo de la época restauracionista le permitía: la compra de votos y de voluntades. Sus actas por el distrito de Montilla estuvieron llenas de polémica y fueron varias veces impugnadas en el Congreso por sus oscuras maniobras electorales. La politización general de la sociedad española producida por la crisis de los partidos del turnismo político, liberales y conservadores, tras el ascenso al trono de Alfonso XIII, será hábilmente canalizada por el diputado liberal del distrito llenando de esperanzas de independencia a hacendados, propietarios, industriales, comerciantes y trabajadores de la aldea. La historia de los Zapateros estuvo llena durante estos años de promesas de liberación y de sueños de grandeza y poder. Pero también la angustia amarga de las pesadillas acompañaría las noches de gestación del nuevo municipio. Los odios y venganzas se van a mezclar en la vida política de este pueblo empañando el verdadero acto democrático electoral. En las legislativas de 1905, el 15 de agosto, en plena campaña, Francisco Cordón Aguilar, cuñado del jefe del partido liberal de los Zapateros, Antonio Gutiérrez, después de haber estado tomando unas copas en casa de éste, sale de allí armado con una pistola y entra precipitadamente en el despacho de Antonio María Agraz Albalá, alcalde de la aldea y jefe del partido conservador, dispuesto a disparar contra él. Gracias a la rápida intervención de dos amigos que acompañaban al pedáneo, todo quedó en un intento frustrado.
          En 1908 Fernández Jiménez asume el proyecto emancipador de la aldea, redactando, en unión de sus incondicionales vecinos, el preámbulo y texto de la Ley que la convertiría en municipio independiente. El proyecto no fue presentado a las Cortes hasta el 22 de octubre de 1910 y, con todo, tuvieron que transcurrir casi otros dos años para que aquel fuese tomado en consideración por la Cámara. La Ley emancipadora fue firmada el 18 de junio de 1912 y publicada en la Gaceta del 21 del mismo mes. El texto definitivo de la misma es el siguiente:

Don ALFONSO XIII, por la gracia de Dios y la Constitución, Rey de España:
A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: que las Cortes han decretado y Nós sancionado lo siguiente:
Artículo 1.º Se constituye en término municipal independiente del de la ciudad de Aguilar (Córdoba), con el nombre de Moriles, la aldea de los Zapateros, aneja hoy a dicha ciudad.
Artículo 2.º Promulgada esta ley, dentro de los veinte días siguientes el Gobernador, adaptando su convocatoria a la ley Electoral y a la Municipal, convocará a los electores del nuevo municipio para que elijan los concejales que en su día han de constituir el Ayuntamiento. Los Concejales así designaos tendrán, hasta la fecha en que se constituya la nueva Corporación, el carácter y atribuciones limitadas de representantes del nuevo Municipio, encargados de practicar la demarcación y las demás divisiones a que se refiere el artículo 6º de la ley Municipal, procediendo para ello juntamente con un número igual de Concejales del Ayuntamiento de Aguilar, que éste designará, y bajo la presidencia del Ingeniero Jefe del Servicio agronómico catastral de la provincia.
La Junta a que este artículo se refiere quedará constituida dentro del mes siguiente a la elección de los representantes del nuevo Municipio, y podrá deliberar con la presencia de la mayoría absoluta de las personas que deban formarla, debiendo terminar su cometido dentro de los cuatro meses siguientes a la fecha de su constitución, la cual se anunciará, como sus acuerdos en el Boletín Oficial de la provincia.
Artículo 3.º Terminada en los plazos y forma que el artículo anterior establece la misión de la Junta, los Concejales electos del nuevo Municipio procederán inmediatamente a constituir su Ayuntamiento con el término y patrimonio que, según los acuerdos dictados, resultare, y sin perjuicio de lo que en definitiva se resuelva, si contra dichos acuerdos se interpusiesen recursos. Estos procederán directamente ante la jurisdicción contencioso-administrativa, y en primera instancia ante el Tribunal provincial de Córdoba, con sujeción a lo establecido en los preceptos que regulan aquella.
Por tanto:
Mandamos a todos los Tribunales, Justicias, Jefes, Gobernadores y demás autoridades, así civiles como militares y eclesiásticas, de cualquier clase y dignidad, que guarden y hagan guardar, cumplir y ejecutar la presente ley en todas sus partes.
Dado en Palacio a dieciocho de junio de mil novecientos doce.
YO EL REY

          La pequeña población comenzó su andadura como municipio independiente hace un siglo, pero su matriz, Aguilar de la Frontera, no cesó de presentar una dura oposición a todo el proceso de demarcación y segregación del término. El propio Fernández Jiménez, conocedor de estas presiones, pide en el Congreso que se hagan "escrupulosamente" las elecciones de concejales a que hace referencia el artículo segundo de la Ley, tanto en Aguilar como en Moriles, denunciando las coacciones y abusos cometidos por el alcalde de Aguilar. Desavenencias que van a tener fuertes repercusiones en el proceso de segregación del término, que ha llegado a durar cerca de 90 años. La Junta Demarcadora estableció el término y sus límites en 2.194 hectáreas, 65 áreas y 25 centiáreas, pero Aguilar no cesó de interponer recursos contra sus acuerdos. Los límites siguieron siendo provisionales y supusieron más de un problema durante la Segunda República en la realización de trabajos agrícolas a causa de la legislación de la época. Una Orden del Ministerio de la Gobernación del 15 de enero de 1947, estableció, por fin, los límites según lo dictaminado por la Junta Demarcadora y el Instituto Geográfico y Catastral, pero un nuevo y definitivo recurso del Ayuntamiento de Aguilar ante el Supremo, consigue revocar dicha Orden mediante Sentencia del máximo Tribunal el 21 de diciembre de 1951, publicada por Orden del Ministerio de la Gobernación de 21 de febrero de 1952 (BOE del 25 de febrero, pág. 870) Actualmente, y después de dicha sentencia, el término municipal está reducido a 1.957 hectáreas, el más pequeño de la provincia cuyo promedio es de 18.290 hectáreas.
          El día primero de enero de 1913 se constituyó el primer Ayuntamiento de Moriles formado por los concejales electos el 28 de julio anterior que habían formado la Comisión delimitadora, presidido por José Águedo Romera Carmona: Pedro Contreras Onieva, Manuel Fernández Alcalá, Nicolás Molina Jerez, Miguel Estrada Lara, Francisco Galindo Maqueda, Rafael Cabezas Pino, Francisco Chacón Fernández y Serapio Molina Jerez, todos del partido liberal “fernandista”. Ellos fueron los encargados de iniciar la andadura del municipio, experimentando en cabeza propia la responsabilidad de gobernar el nuevo consistorio. Pero no les fue muy bien la experiencia: continuos enfrentamientos con el partido conservador, aspirante también a regir los destinos del municipio, van a provocar que seis de ellos pagaran su oscura gestión económica con el duro calvario de un proceso y del embargo de sus bienes.
          Moriles era una tierra rica y la calidad de sus cosechas era innegable, pero el nuevo municipio seguía padeciendo la miseria y las lacras de sus grandes carencias en sanidad, escuelas, urbanismo y viviendas que llegarán a ser endémicas, mientras sus representantes seguían enzarzados en sus luchas personales y políticas. No hubo avances sociales durante el Trienio Bolchevique y Moriles continuaba siendo un pueblo rico habitado por pobres. Aquel pueblo ilusionado vivió el final del antiguo régimen entre la tragedia y el pintoresquismo: asesinato del alcalde Antonio M. Agraz en 1919, atentado contra el concejal Antonio Cuenca en 1920, al tiempo que la prensa de la época incluye a Moriles en la “crónica negra” y cataloga de “pintoresca” la política desarrollada en la localidad durante aquel año.
          No será hasta la Dictadura de Primo de Rivera cuando se tome nota de las deficiencias locales y Moriles verá ampliada su red de caminos vecinales; mejorado el estado de sus calles, algunas de las cuales estrenan empedrado, acerado o cunetas y alcantarillas, mejorando el aspecto urbanístico y la situación higiénica del municipio; verá multiplicada la oferta de solares para edificación de viviendas, y se conseguirá, por fin, la construcción del tan necesario grupo escolar en los terrenos del Patronato García de Leaniz. La sanidad mejora al completarse el cuadro del personal sanitario. Al final de la misma el pueblo habrá aumentado su población en mil habitantes, alcanzando los 3.224. Pero la crisis de 1929 volverá a sumirlo en la pobreza y la miseria.
          La esperanza que para la clase obrera representó el breve período de República, quedó aminorada por la rivalidad de partidos entre los ediles municipales y truncada definitivamente por la crueldad de una guerra y la inhumana y déspota actitud de los nuevos vencedores. En cuarenta años de servidumbre bajo los poderosos dueños de la nueva riqueza, la tierra, Moriles verá estancarse su población por la emigración y la mortalidad y será necesaria la vuelta de la Democracia para que este pueblo piense de nuevo en despegar y buscar su puesto entre los grandes del vino.
          Cien años de historia olvidada que poco a poco va aflorando a la conciencia de los morilenses
          Por eso, a todos los que nos precedieron, verdaderos forjadores de la historia de Moriles, nuestro homenaje para siempre.
Antonio Cortés Cortés

(Un estracto del presente artículo ha sido publicado en la Revista de Feria Moriles 2012, páginas 29-31)


viernes, 6 de julio de 2012

CUATRO PLAZAS EMBLEMÁTICAS DE MORILES

      Recientemente se ha hecho “un recorrido por los rincones de nuestro Pueblo a través del Vino y de la Música”, como explica el cartel anunciador. Cuatro rincones entrañables y emblemáticos de la localidad que se han puesto de relieve con motivo de la celebración del Centenario de Moriles. A continuación hago una breve reseña de cada uno de ellos tratando de acercarlos a los lectores del blog con algunos recuerdos históricos.




1.- PLAZA DE LA FUENTE VIEJA
En los orígenes de la aldea de Zapateros existía el llano de la Fuente, encrucijada de caminos, con su pozo y abrevadero para el ganado, punto de encuentro en el límite de los señoríos de Lucena y Aguilar, junto a la Huerta del Duque de Medinaceli. La importancia de esta plaza está documentada por los frecuentes litigios entre los señores de Aguilar y de Lucena sobre la pertenencia de la misma a uno u otro señorío. El agua está en el origen de la vida y en esta plaza encontramos el origen de nuestro pueblo. La Fuente ha sido durante mucho tiempo el único abastecimiento de agua para viajeros y habitantes de Zapateros y, más tarde, de Moriles.
        Aquí se estableció el lavadero público de la aldea que los mayores aún recuerdan en pleno funcionamiento a mediados del siglo XX. En 1914 aparece aquí otro edificio importante en la economía del pueblo: el matadero municipal.
        Emblemática plaza para Moriles, de un Moriles mágico, nacido del agua a la vida de la historia.

2.- PLAZA DE ABASTOS
        En 1826 las plazas de Gracia y de la Salud, jalonadas de lagares, al otro lado de la ermita y el cementerio, conducían desde los Llanos de Zapateros hacia la Fuente. La Plaza de Gracia se convertiría más tarde en la calle Horno, pero la Plaza de la Salud guardaría su estructura llamándose Plaza de la Paz, nombre que recuperó en 1919, cuando ya era la Plaza del mercado de abastos de Moriles.
        Durante la Guerra Civil, y por motivos estratégicos ya que en ella se encontraba el Cuartel de la Guardia Civil, dejó de usarse como mercado de abastos que pasó a la calle Ancha.
        También, a lo largo de los años, la hemos visto cambiar su aspecto hasta convertirse en la actual Plaza de Abastos.

3.- LLANO DE LA POSADA

      Hasta el padrón vecinal de 1865 no aparece este típico rincón de Moriles con el nombre de Llano de Vistahermosa o Vistaalegre, al final de la ya populosa calle Mesones o calle Ancha.
      El Llanete, como le hemos conocido siempre, ha sido un rincón acogedor para mayores y un espacio abierto para los juegos de los más pequeños. Pero esa vieja estampa ha pasado ya a la historia del urbanismo local.
      Desde los años ochenta esta plaza se alza, dominando sobre las fachadas de las viviendas, esperando, tal vez, ver recuperada su utilidad y que el Llano de la Posada siga siendo el Llanete de siempre, un típico rincón acogedor de Moriles.


4.- PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN

      La más antigua Plaza de la localidad, dedicada a San Jerónimo, titular de la Parroquia. Rodeada de lagares y frente a la antigua iglesia, es la evocación de los Llanos de los Zapateros, en el centro de la antigua Aldea. Fue escenario de la fiesta popular por la emancipación de Moriles en 1912, por lo que tomó el nombre de Plaza del 18 de junio. Ha sido el centro de la vida social y religiosa de la aldea y del nuevo municipio, siendo testigo año tras año de las celebraciones de Navidad, Semana Santa o de las procesiones de la Virgen de la Salud y del Rosario. El Paseo de San Jerónimo ha sido el centro también de los momentos de alegría de los Zapatereños y Morilenses que lo convirtieron en recinto ferial y tuvieron en él su palco de la música donde la banda amenizaba las tardes de los domingos y días festivos.
      De 1931 a 1936 llevó el nombre de Paseo de Pablo Iglesias albergando el mercado municipal. Durante cuarenta años fue Paseo del Generalísimo, testimonio de la dictadura franquista. Y por último, la democracia nos lo ha transmitido con el nombre de Plaza de la Constitución.
      Pero para nosotros siempre será el Paseo, a pesar de los cambios de nombre, a pesar de las diferentes transformaciones y cambios de imagen que ha ido sufriendo; un punto de referencia en Moriles donde, seguro, cada uno de los morilenses, dondequiera que se encuentre, hallará recuerdos inolvidables de la alegría de la feria, la emoción de la Semana santa, la pasión de un primer amor o la confianza de una amistad.

viernes, 17 de febrero de 2012

HISTORIA DE MORILES (12) Años 1918-1920


EL DEFENSOR DE CÓRDOBA, 29 de abril 1918, p. 4
 VIDA LOCAL Y ECONÓMICA

Terminamos esta visión del llamado Trienio bolchevique en Moriles con el relato de la gran tormenta de abril de 1918 y algunos aspectos de la economía local.

El caso más grave de estos años, junto con el asesinato del alcalde Antonio María Agraz Albalá, se va a dar el 27 de abril de 1918 con los terribles efectos de una horrorosa tormenta que destruyó prácticamente la totalidad de viviendas de la calle Monturque, acabando incluso con la vida de la hija menor de una familia, la pequeña Carmen Galindo. El caso, que fue relatado con detalles por la prensa, dejó al pueblo consternado pues nadie recordaba en el lugar una desgracia semejante. La tormenta se descargó a las cinco de la tarde de aquel día con tal fuerza por la cantidad de agua y pedrisco caída que en menos de cinco minutos se convirtieron estas calles en caudalosos riachuelos teniendo sus vecinos que abandonar sus viviendas. El nivel del agua llegó a alcanzar más de dos metros de altura en algunos lugares. La más afectada fue la calle Monturque donde la mayoría de viviendas quedaron destruidas perdiéndose todo cuanto había en las plantas bajas. En la crónica se relatan actos de heroísmo de algunos vecinos que pusieron en peligro su vida, como por ejemplo los mecánicos de la central eléctrica local señores Miranda y Oliva que rescataron a la madre y cuatro o cinco hermanos de la pequeña Carmen Galindo que, desgraciadamente, no pudo ser rescatada con vida pues cuando fue sacada de entre el barro y los escombros por el vecino Fernando Doblas Fernández, nada se pudo hacer por ella a pesar de los intentos del médico José Sánchez Pérez del Pulgar por reanimarla. Igualmente otro vecino, José Gutiérrez Doblas, rescató a varias personas sacándolas en brazos de la enorme riada, también con enorme riesgo de su vida. El Ayuntamiento abrió expediente de ayuda a las familias sin hogar y solicitó al Gobierno indemnizaciones para los damnificados.

Al comienzo de 1920, la electricidad era ya un bien de consumo generalizado en la localidad y el Ayuntamiento, según Ley del 12 de junio de 1911, decide imponer el recargo al impuesto del consumo eléctrico como otro medio más de aumentar los ingresos municipales. En mayo de aquel año, una nueva Compañía, La sociedad “Industrias, Fuerzas y Riegos del Genil” instala una nueva red de distribución de energía eléctrica para consumo doméstico e industrial, lo que hace suponer que la localidad aumenta su progreso social y económico. Con todo, si es verdad que el consumo eléctrico es un índice del desarrollo económico, las arcas municipales parecían no estar muy saneadas ya que a finales de ese año se recibe un escrito de don Ricardo Giráldez Rodríguez, gerente de la sociedad propietaria de la fábrica de luz, Giráldez y Vega, comunicando el corte de fluido eléctrico en el alumbrado público desde el 30 de noviembre por falta de pago. El Ayuntamiento alega la mala situación económica del municipio, "de todos conocida", e inicia conversaciones con dicha Sociedad para que no interrumpieran el suministro hasta que se hiciera efectivo el repartimiento general de utilidades. Pero los problemas recaudatorios del Ayuntamiento se agravaban cada vez más; por un lado en mayo de 1920 se suspende por orden superior la cobranza del repartimiento de arbitrio extraordinarios y por otro lado eran frecuentes los recursos de los contribuyentes contra dichos arbitrios; Los mayores contribuyentes de este año fueron, por rústica, Cristóbal Bergillos Navarro, y por industrial, Francisco Doblas Gradix; Las tierras del cortijo “El Chato”, propiedad del Duque de Tarifa, alcanzaban las 513 hectáreas, pero sólo declaraba 172 como arrendadas, con lo que se ahorraba las dos terceras partes de los impuestos, declarando el resto como terreno de caza para el Duque. No era de extrañar, dado el fraude de los poderosos, que la lucha obrera continuase en todo el término municipal durante estos años. La media de jornales de un obrero del campo, que antes estuvo establecida en 300, pasa ahora a 150 y el jornal medio a tres pesetas en lugar de las cuatro anteriores. Los obreros del campo seguían luchando por sus derechos y en septiembre de 1920 se crea la Sociedad “El Porvenir del Obrero”, en sustitución de la desaparecida Asociación Socialista.
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FUENTES
EL DEFENSOR DE CÓRDOBA, 29 de abril 1918, p. 4 
LA CORRESPONDENCIA DE ALICANTE, 30 de abril de 1918, p. 2
DÍAZ DEL MORAL, Op. cit. p. 278
Archivo Municipal de Moriles: Libros de Actas de Sesiones y Junta Municipal.

lunes, 13 de febrero de 2012

HISTORIA DE MORILES (11) ASPECTOS DE LA LOCALIDAD DURANTE EL TRIENIO BOLCHEVIQUE

1. SANIDAD Y URBANISMO

        A pesar de las actuaciones urbanísticas de anteriores corporaciones, la escasez de viviendas era ya una constante en la localidad lo cual influía en otros servicios como la sanidad o la administración, dándose frecuentes dimisiones de funcionarios o personal sanitario por no encontrar vivienda en la localidad, como el caso del médico José Sánchez Pérez del Pulgar que fue requerido para que residiera en Moriles y no en las Navas dimitiendo del cargo al no encontrar vivienda disponible en la localidad. Este médico, procedente de Huétor y Otivar en la provincia de Granada, había tomado posesión el 8 de junio de 1917 tras la dimisión del anterior, Antonio Serrano Sahagún probablemente por la misma causa. Las epidemias endémicas seguían haciendo su aparición y en enero de 1918 se decide la adquisición de suero antidiftérico para hacer frente a los casos de difteria que aparecen en la localidad. El farmacéutico era don Fernando Casas del Castillo, quien anualmente debía presentar la cuenta de gastos de farmacia a la Junta Municipal de Sanidad.
        En un Ayuntamiento enzarzado en las luchas políticas de partidos y cegado por el ansia de la ocupación del poder municipal, la sanidad y el urbanismo no eran precisamente sus principales preocupaciones. Continúan las dimisiones de funcionarios y médicos titulares. Francisco Pérez Doblas ejerció de médico interino durante unos meses hasta el nombramiento del nuevo titular don Vicente Ruiz Toscano que provenía de Montemayor. Durante este tiempo, con motivo de la terrible pandemia de gripe que azotó Europa durante 1918, el Ayuntamiento adquirió desinfectantes para fumigar las casas y en enero de 1919 se nombró inspector de higiene al vecino Rafael Carmona Ortiz, al carecer otra vez la localidad de veterinario, hasta el nombramiento en junio, como titulares definitivos, del médico don Vicente Ruiz Toscano como inspector de sanidad y don Pedro Franco Franco, inspector de higiene y sanidad pecuaria. Ese mismo año, dos hermanos, hijos del vecino Antonio Morales Fernández, son trasladados a Córdoba a fin de que se les inyectara suero antirrábico después de haber sido mordidos por un perro hidrófobo.
        Urbanísticamente, estos años se caracterizan por la realización de obras de mantenimiento, arreglo y arrecifado o empedrado de las calles del pueblo más necesitadas de las atenciones municipales, pero con escasa inversión de fondos públicos por lo que las obras van a resultar poco duraderas. Para ello en 1919 fue nombrado previamente perito de predios urbanos, Rafael Porcel Pérez, ya que el titular, Pablo Martínez Doblas, tenía abandonado el cargo. Este fue el caso de la calle principal, Fernández Jiménez, que era objeto de las quejas de los vecinos por su mal estado, o la calle Tejar que fue considerada como intransitable y foco de infecciones, a la que después de empedrada se le construyeron cunetas para el desagüe de aguas residuales con un coste de 178 pesetas , o el arreglo del Paseo de san Jerónimo y el empedrado de la Plaza de Abastos que el día cinco de julio de 1919 fue llamada con el nombre de Plaza de la Paz, “por ser este el nombre que tenía cuando se empezó a edificar este pueblo según consta en antiquísimos documentos encontrados en la actualidad." En su conmemoración se rotuló una lápida con ese nombre Calle Alta, Alcalá Zamora y calle Molinos también son objeto de composición y arreglos costando el empedrado de la calle Alta, 138 pesetas. En total, en el capítulo de gastos por arreglo de calles, se había invertido unas 1.200 pesetas. La Fuente pública, el pozo y el abrevadero, próximos al término municipal de Lucena, en la Huerta, también fueron objeto de arreglos por el contratista Pablo Martínez Borrego. El Cementerio Municipal, quedó al margen de la inversión pública por escasez de fondos y, ya en 1918, se decide que los arreglos los hagan los particulares con aportaciones personales a las obras necesarias.
        La calle Estación va a ser objeto de un plan de urbanización a partir del permiso solicitado por los vecinos Dionisio Romero Bergillos y otros para demoler y reedificar los viejos edificios para lo que el Ayuntamiento establece unas normas urbanísticas. También las comunicaciones con la vecina villa de Monturque se verán mejoradas a partir de la construcción del camino vecinal a Monturque que se llamaría "de Monturque - en la carretera de la Cuesta del Espino a Málaga - a Moriles, en la de Aguilar a la Estación del Horcajo" para lo que se acuerda solicitar un préstamo al Estado por 8.066 pesetas pagaderas en 30 años. En 1920, el número de calles de la población sigue igual a enero de 1915, es decir, dieciséis, según consta en la estadística de viviendas confeccionada en este año. Fernández Jiménez, Molinos, Alta, Colegio, Llano de la Posada, Paseo San Jerónimo, Tejar (Callejón), Canalejas, Estación, Gómez de la Serna (Cochera), Horno, Santón, Pasaje, Alcalá Zamora (El Niño), Escuelas y Monturque, junto con la plaza de Abastos, formaban el núcleo urbano de la población. El alumbrado público eléctrico se había también generalizado en la localidad con un consumo mensual que ascendía a unas 160 pesetas.

2. CULTURA
        Tampoco la cultura fue la principal preocupación de estas corporaciones. Al contrario, la incultura se había instalado incluso en el mismo consistorio, como hemos visto en el caso del alcalde José Doblas Ramírez a quien en el acta de su destitución se alude que al ser analfabeto estaba incapacitado para el cargo. La principal actuación cultural de la localidad seguía siendo la feria de octubre, que en 1919 estuvo a punto de ser relegada a una simple velada festiva el primer domingo de dicho mes, trasladándose la feria real de ganados, por acuerdo del pleno, a los días 1, 2 y 3 de agosto por ser esa fecha más adecuada a los festejos y además porque cada vez era menor el número de forasteros que acudían. Se notaba el efecto de la crisis social de la época. El citado acuerdo fue publicado en el Boletín Oficial de la Provincia del viernes 30 de mayo. Con todo, la moción no prosperó y durante los días 5, 6 y 7 de octubre se celebraron los tradicionales festejos con un amplísimo programa. Los gastos ascendieron a 905,50 pesetas. Al año siguiente el presupuesto de la Feria Real de ganados subió a 1.208 pesetas. Otra tradición a la que se alude en estos años es la Fiesta de las Palmas del Domingo de Ramos, con asistencia de la Corporación municipal y autoridades locales.
        Las escuelas seguían desatendidas en cuanto a locales y, en vista de las dificultades para encontrar uno adecuado, el Concejal Agustín Jiménez Heredia expone la conveniencia de gestionar del Patronato fundado por D. Gregorio García de Leaniz la edificación de un nuevo local para este objeto. Nicolás Molina Jerez gestionaría la petición en Córdoba ante los encargados de dicho Patronato. De estas gestiones surgirá el emblemático edificio de las Escuelas García de Leaniz que durante tantos años albergaron las escuelas de niños y niñas y el Ayuntamiento de Moriles. Mientras tanto el Cuartel de la Guardia Civil se había trasladado al local propiedad de Rafaela Arjona Barranco donde se ubicaban las escuelas, Ayuntamiento y Juzgado. Era maestro de niños don Francisco Cosano Luque y de niñas doña Juana Villalba Serrano.
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FUENTES
El Defensor de Córdoba, 2 de junio de 1919, p. 1
Diario de Córdoba, 1 de octubre de 1919, p. 3 En él se puede leer el extenso programa de festejos.
Archivo Municipal de Moriles. Libros de Actas de Sesiones y Junta Municipal

El origen de Moriles en el recuerdo de Paula Contreras

En julio de 1984 (tenía entonces 73 años), Paula Contreras, accediendo a una petición mía, plasmaba sus primeros recuerdos sobre Moriles en una densa y amplia carta que, por su contenido, creo debo poner al alcance de todos los seguidores de este blog. La divido en cinco páginas según su contenido.