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domingo, 4 de noviembre de 2012

EL FINAL DE LA RESTAURACIÓN: HACIA LA DICTADURA (Años 1921-1923)

      La llegada del siglo XX con el reinado de Alfonso XIII supuso la debilitación del régimen de la Restauración borbónica. Los intentos regeneracionistas de Silvela y Maura fracasaron así como el programa reformista de izquierdas de Canalejas. Los partidos tradicionales, liberales y conservadores, se debilitaron y dividieron al tiempo que los partidos republicanos y los movimientos obreros fueron calando en la población y minando el sistema. Los conflictos sociales se generalizaron desembocando en la crisis de 1917 en que las clases obreras pusieron sus esperanzas en la revolución rusa dando lugar al llamado Trienio Bolchevique (1918-1920).
         La guerra en Marruecos vino a sumarse al descontento social por su impopularidad desembocando en el desastre de Annual en julio de 1921 que, al decir de Indalecio Prieto, había supuesto “el período más agudo de la decadencia española.” El desastre de Annual hizo que las responsabilidades de la derrota provocaran una dura crítica al régimen político salpicando incluso a la corona. Todo esto provocó una gran inestabilidad política y continuas crisis de gobierno.
      La provincia de Córdoba, donde las prácticas caciquiles estaban fuertemente arraigadas, vivió unos años de alta crispación política que se traducía en continuos cambios de gobiernos municipales propiciados desde el poderoso Gobierno Civil. Después de Blasco Perales, los gobernadores Manuel Pérez Camacho (1922) y Ricardo Aparicio (1923) van a gobernar los destinos de Córdoba hasta la llegada de la Dictadura.
      El año de 1921 se abre en Moriles con la toma de posesión de la Corporación municipal presidida por Manuel Fernández Alcalá, tras la elección realizada el 6 de enero como consecuencia de un comunicado del Gobernador Civil, Corporación que sufrirá las irregularidades administrativas con la dimisión del auxiliar de secretaría, Antonio Agraz Fernández que abandona su puesto, siendo nombrado interinamente para el mismo Pedro Llamas Rodríguez y como secretario interino José Sánchez Pérez del Pulgar .
      Apenas va a durar cuatro meses este gobierno municipal, pues el jueves, 14 de abril de ese año, en sesión extraordinaria, se procede a posesionar a los concejales suspendidos por el Gobernador Civil, por sobreseimiento de la causa seguida contra ellos, confirmado por R. O. del Ministerio de la Gobernación de cinco de enero de 1921. Por comunicado del Gobernador Civil de fecha cinco de abril de 1921, toma de nuevo posesión del Ayuntamiento la Corporación adepta a Fernández Jiménez presidida por Álvaro Agraz Fernández como Alcalde. El resto de la Corporación fue la siguiente:
Manuel Mármol Fernández, Primer Teniente de Alcalde; Francisco Vida Mármol, Segundo Teniente; Síndico, Francisco Lao Espinosa; Depositario, José Aguedo Romera; Interventor, José Doblas Ramírez (ex alcalde); Regidores: Agustín Jiménez Heredia, Antonio Cuenca Agraz y Juan López Fernández. El Ayuntamiento continúa ubicado en el local propiedad de Luis Alcalá Carrillo y la Casa Cuartel en otro propiedad de Emilio Pérez Domingo.
      Tres meses más tarde, el 30 de julio, Alvaro Agraz renuncia a la alcaldía alegando motivos de salud y ocupaciones personales, siendo sustituido por Manuel Mármol Fernández y pasando a Primer Teniente de Alcalde José Aguedo Romera y a Depositario Antonio Cuenca Agraz. Renuncia el Síndico Francisco Lao Espinosa y es nombrado Juan R. López Fernández . Renuncias y nombramientos que obedecían más bien a motivos políticos ocasionados por la inestabilidad del sistema como lo demuestran los cambios en el cargo de Auxiliar de Secretaría que comienzan con la suspensión de Pedro Blancar alegando motivos de economía y el nombramiento posterior de Manuel Caracuel León, así como el otorgamiento de un poder notarial concediendo plenos poderes a favor del representante del municipio en la capital.
      A finales de año se abre un nuevo período electoral y en Moriles se proclaman los candidatos a las próximas elecciones municipales, las últimas antes de la dictadura, todos liberales del señor Fernández Jiménez. Aquellas se celebran el domingo, cinco de febrero de 1922 y su resultado tiene diferente eco en la prensa provincial (siete liberales, dos liberales fernandistas o cinco fernanistas ) según el medio. El caso es que el sábado, uno de abril de 1922 toma posesión la nueva Corporación municipal, la última de la Restauración, presidida por Juan Ramón López Fernández como Alcalde; Francisco Vida Mármol, Primer Teniente de Alcalde; Rafael Chacón Fernández, Segundo Teniente; Síndico, Pablo Solís Nieto; Interventor, Manuel Fernández Benavente; Depositario, Antonio Cuenca Agraz y los Concejales Francisco Perailes Lara y José Aguedo Romera Carmona. Como vemos hay cinco cesantes y sólo cuatro nuevos electos. Esta Corporación hace un nuevo nombramiento para el cargo de Oficial de Secretaría en la persona de Pedro Llamas Rodríguez, nombramiento que provoca las protestas de los Concejales Perailes, Solís y Cuenca. A finales de mayo la Casa Ayuntamiento tiene que trasladarse por desalojo al número 75 de la calle Fernández Jiménez, local propiedad de Natividad Pino Berlanga donde ya estaban ubicadas las escuelas nuevas.
      Esta Corporación se mantendrá en el cargo hasta septiembre de 1923, en que la llegada de la dictadura de Primo de Rivera ponga fin al régimen de la Restauración suspendiendo la Constitución, disuelva las Diputaciones Provinciales, prohíba los partidos políticos y declare el estado de guerra que durará hasta marzo de 1925.

CULTURA
      Los asuntos culturales del municipio seguían girando en torno a las fiestas de la Virgen del Rosario cuyo programa para octubre de 1921 fue realizado por el propio Alcalde y el Concejal Antonio Cuenca Agraz. El presupuesto de gastos fue de 751 pesetas. La feria de 1922 tuvo un presupuesto de 991 pesetas y los festejos se realizaron durante los días uno, dos y tres de octubre. Fue presidente de la Comisión Manuel Fernández Benavente.
      El local arrendado para escuelas se encontraba en situación bastante precaria, lo que motivó que la maestra doña Juana B. Villalba Serrano hiciese un escrito pidiendo el arreglo y encalo del mismo. En marzo se recibe la visita del Inspector de Primaria que provoca en el Ayuntamiento unos gastos de recibimiento, estancia y despedida por un total de 60 pesetas. Esto, más las 20 pesetas que se invirtieron en premios para los alumnos, da una idea del gasto que el municipio dedicaba a sus escuelas. En septiembre toma posesión la nueva maestra doña Remedios Ruiz. Pero el municipio carecía aún de local propio para las escuelas por lo que se hacía necesario buscar uno que acogiera a los niños y otro a las niñas. En estos años las escuelas estuvieron instaladas en un local propiedad de Antonio Zurera Varo que éste tenía arrendado a Alvaro Agraz y éste otro a su vez subarrendó al Ayuntamiento. A partir de mayo de 1923 dicho edificio tuvo que ser desalojado por final de contrato y necesidad de su propietario, por lo que las escuelas tuvieron que trasladarse a otro, propiedad de Natividad Pino Berlanga, en el número 75 de la calle Fernández Jiménez.
      En junio de 1922, tras la publicación del R. D. del Ministerio de Instrucción Pública del 3 de marzo de ese año por el que se ofrecían subvenciones a los Ayuntamientos que carecieran de locales-escuela adecuados, se acuerda pedir 30.000 pesetas aportando el Ayuntamiento otra cantidad igual para la construcción de dos escuelas unitarias. Más adelante, y en el mismo intento de solucionar de una vez el problema de locales escuela, se acuerda dirigirse a la Junta Provincial de Beneficencia - administradora del Patronato creado por don José Gregorio García de Leaniz- pidiendo la cesión al municipio del sobrante del terreno en que estuvieron edificadas las primitivas escuelas del Patronato, a fin de construir el grupo escolar que tenían en proyecto. Estas gestiones seguirán su curso y se verán cumplidas cinco años más tarde, en plena dictadura.

SANIDAD
      La sanidad va a girar en torno a la ya habitual aparición de brotes de fiebre tifoidea, a la salubridad del cementerio y al nombramiento de médico titular, ya que era frecuente la renuncia de éste. Ya en 1920 se había destinado una pequeña partida para el arreglo y saneamiento del pozo y el abrevadero de la fuente. En 1921 las obras en el cementerio fueron llevadas a cabo por particulares para sus enterramientos familiares. Más adelante se declararon de urgencia con un presupuesto de 298,75 pesetas, obras que no se realizarán hasta el año siguiente junto con las del arreglo de la fuente pública. A pesar de todo el abandono del cementerio era evidente y a raíz de la visita pastoral del Obispo de Córdoba, Adolfo Pérez Muñoz, en enero de 1923 se decide adquirir plantas y cipreses para adorno del mismo.
      Por estas fechas, aparecen dos casos de tifoidea en una familia de la calle Ramón y Cajal, cuya casa fue objeto de desinfección por parte de los servicios municipales, y que va a tener amplia repercusión dado el control y seguimiento que desde la Inspección Provincial de Sanidad se venían haciendo de estos brotes. Ya en enero se habían pedido informes oficiales sobre el estado sanitario del abastecimiento de aguas potables en la localidad. El caso provocará la visita del Inspector provincial quien tomó muestras del agua del abastecimiento público e inspeccionó detenidamente el matadero, las escuelas y el cementerio. Antes de marcharse se dieron órdenes al personal sanitario de la localidad para evitar la repetición de casos semejantes. Los nombramientos y renuncias de médicos se suceden con frecuencia durante estos años: don José Sánchez Pérez del Pulgar había dimitido como titular por no encontrar vivienda en Moriles, pero en 1921 seguía ejerciendo como médico para la revisión de los mozos antes de su incorporación a filas. El titular, don Vicente Ruiz Toscano, renuncia el mes de mayo. En julio toma posesión como interino don Agapito Soberado Soberón y en noviembre don José Torrecilla Garagarza. A la renuncia de éste, ya como titular, en abril de 1923, vuelve a ser nombrado interino don Agapito, convocándose concurso para proveer la plaza de médico titular a la que se presentan cinco solicitudes, pero es nombrado por la Junta Municipal de Sanidad el entonces interino, don Agapito.

VIDA SOCIAL
      La vida de Moriles va a estar marcada durante estos años por la figura de don Juan Vitórica y Casuso, financiero y agente de bolsa, diputado a Cortes por el distrito de Cáceres desde 1918 a 1923. Don Juan era dueño de la finca la Higueruela, en el término municipal de Moriles, por donde transcurría el camino de Puente Genil a este municipio, a la sazón en muy mal estado, y había mostrado en varias ocasiones su interés por la construcción de la nueva carretera de Moriles a Puente Genil. El 31 de marzo de 1921 el Rey le concede el título nobiliario de “Conde de los moriles” “para sí, sus hijos y descendientes legítimos” como recompensa a los servicios prestados a la Monarquía. Don Juan poseía, entre otras distinciones y condecoraciones, la de Gentil Hombre de Cámara de Su Majestad y Caballero de la Orden del Santo Sepulcro. Con este motivo pasa una temporada en su finca y aprovecha para recibir el homenaje del municipio que se siente honrado con que su nombre vaya unido a un título nobiliario. En la Higueruela se celebra una comida a la que asisten las autoridades locales y donde el nuevo miembro de la nobleza se ofrece para mediar junto con el diputado Fernández Jiménez en la solicitud de la construcción de la carretera que une Moriles con Puente Genil. El Ayuntamiento corresponde a dicha invitación con un lunch para el Sr. Conde y sus acompañantes con un gasto de 227 pesetas.
      Dos meses después se produce el Desastre de Annual y el Conde de los Moriles se alistó como voluntario en la campaña de Marruecos como Alférez de Complemento; en agosto don Juan estará en Melilla como ayudante del Coronel Saro, participando activamente en la campaña. Las tropas del Regimiento del Rey pasaron por la estación de Moriles con destino a Marruecos, por lo que el Ayuntamiento decide conceder un donativo a las fuerzas expedicionarias y enviar un telegrama de adhesión al gobierno y al Rey . Como recuerdo de su paso por la campaña de Marruecos, uno de los puentes de la carretera que unía Tetuán con Ceuta, llevó el nombre de “Puente de los Moriles”.
      La situación económica del municipio va empeorando en estos años al igual que en toda España; así el jornal medio que en 1921 estaba establecido en cuatro pesetas, en 1923 se fijó en 2,50. Esto hizo que los trabajadores, debido al paro, se dedicasen, al amparo de la ley de caza, a la captura y muerte de animales considerados dañinos, como los gatos monteses o las garduñas (3,75 pesetas por cabeza), o aves de rapiña como el milano (4 pesetas por cabeza) como medio de conseguir ingresos para el sustento.
      Las arcas municipales se iban vaciando hasta el punto de rechazar el Ayuntamiento la petición del Comandante de Puesto de la Guardia Civil de construir un pabellón para un Guardia casado, por ampliación de la fuerza del Puesto, o tomar la decisión de no pagar la paga extra de navidad a los funcionarios con objeto de hacer economías. La subasta de los servicios públicos casi nunca era posible pues los rematantes eran siempre o concejales o parientes de concejales. La única carnicería pública estaba ubicada en el kiosco del paseo de San Jerónimo.
      El Ayuntamiento solicita a Correos la implantación en el municipio del giro postal enlazado con Puente Genil y acuerda ubicar la subcentral telefónica solicitada desde 1916 y que había sido por fin concedida, en calle Horno, en el domicilio de la señorita Amparo Gutiérrez Doblas. En febrero de 1921 se anuncia la inauguración de la nueva fábrica de luz “Nuestra Señora del Carmen” bajo la denominación social de Estrada, Contreras y Cia, aunque más adelante vemos que la compañía suministradora de electricidad al Ayuntamiento es de José Mª Toro González y Cía.
      La Comisión de Evaluación de 1922 nos permite conocer la distribución de la riqueza local: el vecino mayor contribuyente por rústica, Antonia Aguilera Caballero; forastero, Sr. Duque de Tarifa y Denia, propietario de El Chato; vecino mayor contribuyente por urbana, José Aguilera Caballero; mayor contribuyente por industrial, Joaquín Bergillos Navarro; Cura Párroco, don Tomás del Rosal Lucena. Pero lo cierto es que el Moriles de principios de los años 20 seguía siendo un pueblo pobre y totalmente incomunicado, con sus caminos vecinales un peligro para el tránsito y la carretera a la estación, cortada.

URBANISMO
      Después del plan urbanístico del año 1920 que afectó a buena parte de calles de la población (Paseo de san Jerónimo, Fernández Jiménez, Alta, Alcalá Zamora, Molinos, Tejar y Monturque) un nuevo perito de obras municipales se va a encargar del aspecto urbanístico de la localidad; Manuel Llamas Pizarro compondrá la fuente y lavadero públicos, el palco de la música del Paseo de San Jerónimo y los poyetes del mismo, y hará igualmente el empedrado de las calles Alcalá Zamora y Horno, pero los vecinos de la Calle Molinos se quejarán del mal estado de su calle, una de las más populosas y transitadas.
      Una nueva calle, la número diecisiete, va a aparecer en 1922, la calle don Santiago Ramón y Cajal, que será el tramo comprendido “desde Fernández Jiménez a Camino de Puente Genil y de los Naranjos a la nueva de Aguilar partiendo de la del Patronato”, es decir, todo el espacio frente al antiguo Ayuntamiento entre la actual Avenida Andalucía y Matallana. Así se establecen tres secciones en el municipio:
- Sección 1ª: Fernández Jiménez, Ramón y Cajal y Molinos.
- Sección 2ª: Alta, Colegio, Llano de la Posada, Paseo de S. Jerónimo, Patronato.
- Sección 3ª: Tejar, Canalejas, Estación, Gómez de la Serna, Horno, Santón, Pasaje, Alcalá Zamora y Monturque.
Poco después la Plaza de Abastos tomará entidad propia como calle separada de la calle Horno con lo que Moriles entrará en la Dictadura de Primo de Rivera con un total de dieciocho calles.
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FUENTES
Archivo Municipal de Moriles (A.M.M.) Libros de Actas de Sesiones y Junta Municipal
Prensa: La correspondencia de España, El Defensor de Córdoba, ABC, El Aviso de Puente Genil, Diario de Córdoba,

El origen de Moriles en el recuerdo de Paula Contreras

En julio de 1984 (tenía entonces 73 años), Paula Contreras, accediendo a una petición mía, plasmaba sus primeros recuerdos sobre Moriles en una densa y amplia carta que, por su contenido, creo debo poner al alcance de todos los seguidores de este blog. La divido en cinco páginas según su contenido.