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sábado, 13 de octubre de 2012

CIEN AÑOS DE HISTORIA

          18 de junio de 1912. Alfonso XIII firma una Ley “disponiendo se constituya en término municipal independiente del de la ciudad de Aguilar (Córdoba), con el nombre de Moriles, la aldea de los Zapateros”. Se iniciaba así el periplo de un pueblo que acaba de ver cumplido su primer centenario como municipio independiente recordando sus “Cien años de historia”, el resumen de su vida, desconocida hasta hace poco por la mayoría de los morilenses. Afortunadamente ya dejó de ser una vida sin historia para convertirse en la de un pueblo joven que nos ha demostrado que la verdadera historia la escribe la gente del pueblo con su trabajo, sus ilusiones, sus logros y sus fracasos. La verdadera historia de Moriles no reside en ricos edificios, personajes o monumentos, sino en su gestación lenta y difícil como pueblo, desde los primeros jornaleros, caseros, aparceros y propietarios establecidos en sus pagos hasta el trabajo duro y cotidiano de sus gentes de hoy en el campo, la construcción, la administración, la industria, el comercio o los servicios. Moriles comienza a conocer su propia historia.
          Aquel día nació Moriles en un doloroso parto lleno de esperanza pero enfrentándose a un futuro incierto y moría la antigua aldea de los Zapateros, cumpliéndose así una antigua aspiración liberal de sus habitantes que se remonta a la primera mitad del siglo XIX. En 1822, durante el trienio liberal de Fernando VII, la aldea fue sede de una Junta que, según la prensa de la época, retrasó la vuelta del absolutismo. Ya en pleno nacimiento del Estado liberal, en 1836, durante la regencia de María Cristina de Borbón y al amparo de las reformas progresistas del gobierno de Mendizábal, la aldea de los Zapateros intentó sumarse al movimiento liberalizador contando ya con 128 vecinos, casi 80 viviendas construidas y una situación privilegiada en un importante cruce de caminos junto a innumerables fuentes y manantiales.
          Así se fue transmitiendo aquel espíritu de autonomía y de independencia, alimentado por la gran riqueza que los pagos de los Moriles aportaban al municipio aguilarense, mientras sus trabajadores malvivían en la pobreza y explotación en la pequeña población de los Zapateros. En 1842 una nueva iniciativa liberadora liderada por el alcalde pedáneo Joaquín Navarro volvió a estrellarse frente a la rotunda oposición del Ayuntamiento matriz, provocando en la aldea un movimiento de rebelión y protesta contra éste.
          Pero el tesón de los zapatereños era grande, como demostraron al superar la devastación producida por la filoxera (1889-1904) que en menos de cuatro años había acabado con más de la mitad de las cepas productoras. En 1906 sus famosos vinos finos volvieron a recuperar los mercados vinícolas devolviendo a la aldea sus sueños de independencia y libertad.
          Un político, José Fernández Jiménez, supo aprovechar los ideales liberales tan arraigados en la aldea. Colocado en el ala izquierdista de los liberales cordobeses tratará de captar los casi 500 votos de sus electores para conseguir sus actas de diputado utilizando para ello todas las armas que el caciquismo de la época restauracionista le permitía: la compra de votos y de voluntades. Sus actas por el distrito de Montilla estuvieron llenas de polémica y fueron varias veces impugnadas en el Congreso por sus oscuras maniobras electorales. La politización general de la sociedad española producida por la crisis de los partidos del turnismo político, liberales y conservadores, tras el ascenso al trono de Alfonso XIII, será hábilmente canalizada por el diputado liberal del distrito llenando de esperanzas de independencia a hacendados, propietarios, industriales, comerciantes y trabajadores de la aldea. La historia de los Zapateros estuvo llena durante estos años de promesas de liberación y de sueños de grandeza y poder. Pero también la angustia amarga de las pesadillas acompañaría las noches de gestación del nuevo municipio. Los odios y venganzas se van a mezclar en la vida política de este pueblo empañando el verdadero acto democrático electoral. En las legislativas de 1905, el 15 de agosto, en plena campaña, Francisco Cordón Aguilar, cuñado del jefe del partido liberal de los Zapateros, Antonio Gutiérrez, después de haber estado tomando unas copas en casa de éste, sale de allí armado con una pistola y entra precipitadamente en el despacho de Antonio María Agraz Albalá, alcalde de la aldea y jefe del partido conservador, dispuesto a disparar contra él. Gracias a la rápida intervención de dos amigos que acompañaban al pedáneo, todo quedó en un intento frustrado.
          En 1908 Fernández Jiménez asume el proyecto emancipador de la aldea, redactando, en unión de sus incondicionales vecinos, el preámbulo y texto de la Ley que la convertiría en municipio independiente. El proyecto no fue presentado a las Cortes hasta el 22 de octubre de 1910 y, con todo, tuvieron que transcurrir casi otros dos años para que aquel fuese tomado en consideración por la Cámara. La Ley emancipadora fue firmada el 18 de junio de 1912 y publicada en la Gaceta del 21 del mismo mes. El texto definitivo de la misma es el siguiente:

Don ALFONSO XIII, por la gracia de Dios y la Constitución, Rey de España:
A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: que las Cortes han decretado y Nós sancionado lo siguiente:
Artículo 1.º Se constituye en término municipal independiente del de la ciudad de Aguilar (Córdoba), con el nombre de Moriles, la aldea de los Zapateros, aneja hoy a dicha ciudad.
Artículo 2.º Promulgada esta ley, dentro de los veinte días siguientes el Gobernador, adaptando su convocatoria a la ley Electoral y a la Municipal, convocará a los electores del nuevo municipio para que elijan los concejales que en su día han de constituir el Ayuntamiento. Los Concejales así designaos tendrán, hasta la fecha en que se constituya la nueva Corporación, el carácter y atribuciones limitadas de representantes del nuevo Municipio, encargados de practicar la demarcación y las demás divisiones a que se refiere el artículo 6º de la ley Municipal, procediendo para ello juntamente con un número igual de Concejales del Ayuntamiento de Aguilar, que éste designará, y bajo la presidencia del Ingeniero Jefe del Servicio agronómico catastral de la provincia.
La Junta a que este artículo se refiere quedará constituida dentro del mes siguiente a la elección de los representantes del nuevo Municipio, y podrá deliberar con la presencia de la mayoría absoluta de las personas que deban formarla, debiendo terminar su cometido dentro de los cuatro meses siguientes a la fecha de su constitución, la cual se anunciará, como sus acuerdos en el Boletín Oficial de la provincia.
Artículo 3.º Terminada en los plazos y forma que el artículo anterior establece la misión de la Junta, los Concejales electos del nuevo Municipio procederán inmediatamente a constituir su Ayuntamiento con el término y patrimonio que, según los acuerdos dictados, resultare, y sin perjuicio de lo que en definitiva se resuelva, si contra dichos acuerdos se interpusiesen recursos. Estos procederán directamente ante la jurisdicción contencioso-administrativa, y en primera instancia ante el Tribunal provincial de Córdoba, con sujeción a lo establecido en los preceptos que regulan aquella.
Por tanto:
Mandamos a todos los Tribunales, Justicias, Jefes, Gobernadores y demás autoridades, así civiles como militares y eclesiásticas, de cualquier clase y dignidad, que guarden y hagan guardar, cumplir y ejecutar la presente ley en todas sus partes.
Dado en Palacio a dieciocho de junio de mil novecientos doce.
YO EL REY

          La pequeña población comenzó su andadura como municipio independiente hace un siglo, pero su matriz, Aguilar de la Frontera, no cesó de presentar una dura oposición a todo el proceso de demarcación y segregación del término. El propio Fernández Jiménez, conocedor de estas presiones, pide en el Congreso que se hagan "escrupulosamente" las elecciones de concejales a que hace referencia el artículo segundo de la Ley, tanto en Aguilar como en Moriles, denunciando las coacciones y abusos cometidos por el alcalde de Aguilar. Desavenencias que van a tener fuertes repercusiones en el proceso de segregación del término, que ha llegado a durar cerca de 90 años. La Junta Demarcadora estableció el término y sus límites en 2.194 hectáreas, 65 áreas y 25 centiáreas, pero Aguilar no cesó de interponer recursos contra sus acuerdos. Los límites siguieron siendo provisionales y supusieron más de un problema durante la Segunda República en la realización de trabajos agrícolas a causa de la legislación de la época. Una Orden del Ministerio de la Gobernación del 15 de enero de 1947, estableció, por fin, los límites según lo dictaminado por la Junta Demarcadora y el Instituto Geográfico y Catastral, pero un nuevo y definitivo recurso del Ayuntamiento de Aguilar ante el Supremo, consigue revocar dicha Orden mediante Sentencia del máximo Tribunal el 21 de diciembre de 1951, publicada por Orden del Ministerio de la Gobernación de 21 de febrero de 1952 (BOE del 25 de febrero, pág. 870) Actualmente, y después de dicha sentencia, el término municipal está reducido a 1.957 hectáreas, el más pequeño de la provincia cuyo promedio es de 18.290 hectáreas.
          El día primero de enero de 1913 se constituyó el primer Ayuntamiento de Moriles formado por los concejales electos el 28 de julio anterior que habían formado la Comisión delimitadora, presidido por José Águedo Romera Carmona: Pedro Contreras Onieva, Manuel Fernández Alcalá, Nicolás Molina Jerez, Miguel Estrada Lara, Francisco Galindo Maqueda, Rafael Cabezas Pino, Francisco Chacón Fernández y Serapio Molina Jerez, todos del partido liberal “fernandista”. Ellos fueron los encargados de iniciar la andadura del municipio, experimentando en cabeza propia la responsabilidad de gobernar el nuevo consistorio. Pero no les fue muy bien la experiencia: continuos enfrentamientos con el partido conservador, aspirante también a regir los destinos del municipio, van a provocar que seis de ellos pagaran su oscura gestión económica con el duro calvario de un proceso y del embargo de sus bienes.
          Moriles era una tierra rica y la calidad de sus cosechas era innegable, pero el nuevo municipio seguía padeciendo la miseria y las lacras de sus grandes carencias en sanidad, escuelas, urbanismo y viviendas que llegarán a ser endémicas, mientras sus representantes seguían enzarzados en sus luchas personales y políticas. No hubo avances sociales durante el Trienio Bolchevique y Moriles continuaba siendo un pueblo rico habitado por pobres. Aquel pueblo ilusionado vivió el final del antiguo régimen entre la tragedia y el pintoresquismo: asesinato del alcalde Antonio M. Agraz en 1919, atentado contra el concejal Antonio Cuenca en 1920, al tiempo que la prensa de la época incluye a Moriles en la “crónica negra” y cataloga de “pintoresca” la política desarrollada en la localidad durante aquel año.
          No será hasta la Dictadura de Primo de Rivera cuando se tome nota de las deficiencias locales y Moriles verá ampliada su red de caminos vecinales; mejorado el estado de sus calles, algunas de las cuales estrenan empedrado, acerado o cunetas y alcantarillas, mejorando el aspecto urbanístico y la situación higiénica del municipio; verá multiplicada la oferta de solares para edificación de viviendas, y se conseguirá, por fin, la construcción del tan necesario grupo escolar en los terrenos del Patronato García de Leaniz. La sanidad mejora al completarse el cuadro del personal sanitario. Al final de la misma el pueblo habrá aumentado su población en mil habitantes, alcanzando los 3.224. Pero la crisis de 1929 volverá a sumirlo en la pobreza y la miseria.
          La esperanza que para la clase obrera representó el breve período de República, quedó aminorada por la rivalidad de partidos entre los ediles municipales y truncada definitivamente por la crueldad de una guerra y la inhumana y déspota actitud de los nuevos vencedores. En cuarenta años de servidumbre bajo los poderosos dueños de la nueva riqueza, la tierra, Moriles verá estancarse su población por la emigración y la mortalidad y será necesaria la vuelta de la Democracia para que este pueblo piense de nuevo en despegar y buscar su puesto entre los grandes del vino.
          Cien años de historia olvidada que poco a poco va aflorando a la conciencia de los morilenses
          Por eso, a todos los que nos precedieron, verdaderos forjadores de la historia de Moriles, nuestro homenaje para siempre.
Antonio Cortés Cortés

(Un estracto del presente artículo ha sido publicado en la Revista de Feria Moriles 2012, páginas 29-31)


El origen de Moriles en el recuerdo de Paula Contreras

En julio de 1984 (tenía entonces 73 años), Paula Contreras, accediendo a una petición mía, plasmaba sus primeros recuerdos sobre Moriles en una densa y amplia carta que, por su contenido, creo debo poner al alcance de todos los seguidores de este blog. La divido en cinco páginas según su contenido.