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jueves, 13 de junio de 2013

RESEÑA HISTÓRICA SOBRE LA CONSTITUCIÓN DEL AYUNTAMIENTO DE MORILES Y LOS DISTINTOS LOCALES QUE LO ALBERGARON.


El Municipio de Moriles nace por Real Ley de 18 de junio de 1912 (Gaceta de Madrid del 21, número 173, páginas 669-670).
Según el desarrollo del artículo 2º de la Ley, el Gobernador Civil de Córdoba convoca elecciones en el nuevo municipio que se celebraron el 28 de julio siguiente siendo proclamados nueve Concejales con el carácter y atribuciones limitadas de representantes del nuevo Municipio, encargados de practicar la demarcación y las demás divisiones a que se refiere el artículo 6º de la ley Municipal, hasta la fecha de constitución de la nueva Corporación.
La corporación quedó constituida el día 1º de enero de 1913 tomando las riendas del gobierno municipal. Es elegido primer Alcalde de Moriles don José María Águedo Romera Carmona entre los nueve concejales que tomaron posesión ese mismo día bajo la presidencia de un delegado del Gobernador.
Moriles carecía de un local-Ayuntamiento para centralizar la administración municipal, siendo habitual desde su constitución el traslado de un local a otro en régimen de alquiler. El alcalde Romera Carmona alquiló para la primera Corporación un bajo en el número 12 de la calle Mesones. Con los cambios de afiliación política de los alcaldes, normalmente se producía el cambio de local, como sucedió en marzo de 1914 tras la entrada del nuevo alcalde Antonio María Agraz Albalá. En diciembre de 1917 tras las elecciones municipales y cambio de Corporación se produce nuevo cambio de local a calle Horno. Nuevos desalojos en abril de 1919 y junio y agosto de 1920. En mayo de 1922, nuevo desalojo y traslado al número 75 de la calle Fernández Jiménez donde permanecerá durante casi toda la Dictadura de Primo de Rivera.
Finalmente, a finales de 1928 (no me consta la fecha exacta) se inauguran los nuevos locales de las Escuelas del Patronato García de Leaniz, cuya foto presenta este artículo y donde el Ayuntamiento traslada definitivamente sus instalaciones ocupando las dos plantas de la parte central, quedando las laterales para las escuelas de niños y niñas.
Este ha sido durante cuarenta años el emblemático local del Ayuntamiento de Moriles en la calle Ramón y Cajal, hasta la construcción del nuevo Ayuntamiento en 1968 en la actual Avenida de Andalucía y su reciente reforma coincidiendo con la celebración del Primer Centenario.

Antonio Cortés, Cronista Oficial de Moriles

jueves, 18 de abril de 2013

ASPECTOS SANITARIOS EN MORILES DURANTE EL DIRECTORIO DE PRIMO DE RIVERA


Las ya tradicionales carencias sanitarias de Moriles, sus epidemias endémicas por la proximidad de charcas y zonas palúdicas[1] y su deficiente estructura urbanística caracterizada por la ausencia de alcantarillado y proliferación de letrinas y pozos ciegos habían marcado una situación de propensión a todo tipo de infecciones y todo ello unido a la carencia de lo más básico en asistencia sanitaria (médico, farmacia, veterinario, matrona).
A la llegada de la Dictadura, Moriles se encontraba en una situación sanitaria deplorable.  Las epidemias y enfermedades endémicas no cesaban de hacer estragos en la localidad durante estos años, dejando de manifiesto la precariedad de la sanidad en la población. En noviembre de 1921 se dieron nuevos casos de rabia por mordedura de perros hidrófobos; entre 1922 y 1923 hacen su aparición el tifus, la escarlatina y la difteria; en marzo de 1925 aparece un caso de viruela en la posada de la calle Alta[2] y dos meses más tarde la escuela debe cerrar por haberse declarado la epidemia[3] y en agosto del 27 es un guardia civil quien padece una enfermedad infecto-contagiosa en el cuartel.[4]
Afortunadamente no se hicieron esperar las Reformas del Directorio, constituido en septiembre de 1923, en un intento de acabar con las deficiencias higiénicas y sanitarias de la población rural y así, el día 11 del siguiente mes, recién constituido el primer Ayuntamiento de la Dictadura, se recibe una Circular del Gobierno Civil con las normas de higiene y sanidad que había que adoptar en la localidad: extinguir todos los focos de infección y obligar a los industriales y comerciantes a cumplir las normas higiénicas sobre productos alimenticios[5]. Más adelante, en los datos que la Diputación envía sobre la situación de la localidad, se hace constar la presencia en ella de enfermedades endémicas y enfermedades intestinales en general, así como ausencia de centros hospitalarios teniendo los enfermos que ser trasladados a la vecina Aguilar[6]. Poco después, el Delegado gubernativo del nuevo Partido, Unión Patriótica, en la toma de posesión del alcalde Juan López Fernández, pide la reorganización de las Juntas de Sanidad, Instrucción y Reformas Sociales[7].
A partir de entonces serán continuas las obras de arreglo, saneamiento, limpieza y desinfección de lugares como el cementerio, la fuente pública, el abrevadero, el pozo y el matadero municipal. En diciembre de 1923  se contrata un empleado (barrendero) para mantener limpios los alrededores de la Fuente pública y otros lugares del pueblo necesitados de limpieza[8]. En este sentido es importante la decisión de la Junta de Sanidad de emprender una activa y general campaña de saneamiento e higiene en toda la población y alrededores que se tradujo en la desecación de algunas charcas dentro del casco urbano por considerarlas focos de infección y en la desinfección del matadero municipal, fuente pública y sus alrededores[9]. Especial importancia tienen las obras de infraestructura urbanística que se acometerán a partir de entonces en todo el municipio de empedrado y arrecifado de calles y aceras y construcción de cunetas y caños de alcantarilla para el desagüe de aguas residuales. El presupuesto de 1924-1925 destina 9.000 pesetas (el 27 % del total) a estas Obras Públicas. Durante estos años las calles Tejar, Plaza de abastos, Horno, Pasaje, Gómez de la Serna, Fernández Jiménez, el Paseo, Alcalá Zamora, García de Leaniz y Camino del Cementerio, entre otras, estrenan empedrado, acerado o cunetas y alcantarillas, mejorando el aspecto y la situación higiénica del municipio. Por otro lado se construye la carretera de Moriles a Puente Genil y se terminan y amplían los caminos vecinales; igualmente se amplía la red eléctrica y se instala por primera vez el teléfono.
Pero la principal carencia local era de personal sanitario, siempre insuficiente cuando no inexistente. El puesto de veterinario e Inspector de higiene y sanidad pecuaria, de clara importancia para la sanidad local, lo venía desempeñando de forma interina el de Aguilar, pero como resultaba caro, a veces lo ejercía un vecino del pueblo. A raíz de la citada Circular del Gobierno Civil, en octubre de 1923 es separado de este cargo el vecino Pedro Rodríguez Bergillos “por no estar cualificado legalmente para ello”. Entre las obligaciones del veterinario de Aguilar estaban las de estar presente en las matanzas los lunes, miércoles y sábados[10], originando continuos problemas por la necesidad de los desplazamientos de éste, lo que aconsejó nombrar de nuevo un veterinario residente, cargo que asumió Manuel Luque Pérez en mayo de 1924[11]  y más tarde, José Carmona Luque quien fue desalojado de su consulta por la Junta Provincial de Sanidad por intrusismo profesional.[12] En julio sale a concurso la vacante de veterinario.[13]
En octubre de 1927, ocupaba ya la plaza de veterinario titular Andrés Olaegui Bascón, de la Rambla, quien dimitirá por motivos de salud dos meses más tarde. A finales de 1928 el Subdelegado de Veterinaria del Partido visita Moriles con instrucciones concretas del Gobernador Civil sobre este importante cargo para la sanidad local[14]. En marzo de 1929 es nombrado como titular don Rafael Mena Costi quien tuvo que ser  requerido a fijar su residencia en el municipio. Éste no cumplió el requerimiento y en junio del mismo año renunció al cargo, acto que fue tomado como “abandono del servicio” por lo que fue amonestado y sancionado[15]. En agosto se nombra un nuevo Veterinario interino, Francisco Galán Nadales, quien renuncia igualmente en enero de 1930 “por exceso de trabajo”. Le sustituye como interino Antonio Galán Pérez. En noviembre de 1930, teniendo en cuenta que el número de matanzas aumentaba considerablemente durante los meses de invierno, se nombra además un vigilante municipal durante esta época de matanzas.[16]
El médico titular y Presidente de la Junta Municipal de Sanidad don José Torrecilla había renunciado al cargo coincidiendo con la aparición de la epidemia de tifus en abril de 1923. Se convoca concurso público y es nombrado don Agapito Soberado Soberón, también médico residente en la localidad. Ambos se verán enfrascados en continuas disputas durante la época. En 1925 don Agapito presenta un proyecto de médicos titulares en el que se contemplaría la creación de una nueva plaza titular.[17] En octubre se crean las plazas titulares de matrona, farmacéutico, practicante y veterinario, saliendo todas ellas a concurso[18] pero hasta 1929 en que se vuelven a ofertar no se creará una asignación presupuestaria para ellas,[19] completándose así la plantilla de personal sanitario. En julio es nombrado médico titular don Tomás Sese Ferreira. La plaza de Farmacia la ocupaba desde 1916 don Fernando Casas Castillo hasta que en 1924  el farmacéutico fue destituido por deudas con hacienda[20]. A partir de junio del año siguiente la farmacia sale a la venta por fallecimiento del titular.[21] Esta plaza quedará cubierta de forma estable y definitiva a principios de 1929 por don Juan Fernández Martínez y la de matrona, el mes de julio, por doña María Jesús Granados Gálvez.
El agua para el consumo, origen de tantos problemas sanitarios, venía obteniéndose de los pozos y de la fuente pública así como de algunos manantiales cercanos al casco urbano, sin control alguno sobre posibles contaminaciones. La necesidad de la traída de aguas al municipio hace que en 1926 la Comisión Permanente piense en dirigirse al Banco de Crédito Local para financiar dicho proyecto.[22] En enero de 1928 se envían muestras del agua de consumo local para su análisis al Instituto Provincial de Higiene y en agoto de 1929, tras varias Circulares del Gobierno Civil sobre el tema, se plantea ya la necesidad de captación de aguas para el consumo doméstico y su canalización. Se encarga un proyecto de estudio de terrenos al ingeniero don Miguel Cabrera Castro quien se inclina por hacer prospecciones en los de los Calvillos y del Moril, propiedad de Francisco Reina Francés, pero se acuerda no hacer ningún contrato hasta ver clara la opinión del Ingeniero al respecto[23], por lo que la situación se va a ver paralizada y no se retomará hasta entrada la República. Otro proyecto relacionado con el agua para el consumo, iniciado poco después, fue el de la construcción de un nuevo lavadero público[24] frente a la fuente, el pozo y el abrevadero, configurando así un rincón entrañable en la memoria de los morileños hasta bien entradas las últimas décadas del siglo XX, la Plaza de la Fuente Vieja.
Por su valor testimonial, terminaré este esbozo relatando la denuncia del médico dimisionario, residente en la localidad, don José Torrecilla Garagarza quien, amparándose en el R. D. de la Presidencia del Directorio Militar del 29 de octubre de 1923 que facultaba a los mayores de edad a exponer quejas y reclamaciones municipales ante el Ayuntamiento, se enfrenta a la Junta de Sanidad y a su Presidente, don Agapito Soberado, denunciando la deficiente situación sanitaria y acusando a los responsables municipales de caciquismo y de jugar con la salud de los habitantes en su propio beneficio.[25] Cito textualmente algunos párrafos de su intervención en varias Sesiones:
           
          Empiezo por pedir se abra expediente contra el anterior alcalde Juan López Fernández, por su negligencia y falta de celo, con ocasión de las epidemias de escarlatina y fiebre tifoidea que han existido en este pueblo, la primera desde noviembre del año pasado y la segunda desde enero del presente año... con lo cual no sólo cometió el atropello que supone tal proceder, sino que jugó con la salud del pueblo ...; habiendo ocurrido hasta muertes de personas a causa de dichas enfermedades, las que quizás se hubieran evitado de haberse tomado a tiempo las medidas sanitarias que las leyes vigentes y la ciencia aconsejan.
         Felicito a este Ayuntamiento por el interés y acuerdos tomados por los Srs. Concejales que lo integran, creo que en la Sesión del 18 de octubre último, al tener conocimiento de la existencia en el pueblo de enfermos de difteria y les animo a que continúen velando por la salud del vecindario...
         ...la Junta Municipal de Sanidad, con no haberse vuelto a reunir en sesión desde el 19 de octubre pasado, dirigiendo principalmente mis censuras, por su negligencia y falta de celo, al Inspector Municipal de Sanidad, don Agapito Soberado Soberón, que no ha respondido (como es su deber por el cargo que ocupa) al estado de epidemia diftérica existente y pido que se reúna enseguida la Junta Municipal de Sanidad, así como la formación de expediente para depurar responsabilidades por lo que acabo de exponer.
      ...Que siendo Moriles un pueblo de 2.218 habitantes, necesita una farmacia y un veterinario (Art. 93 y 95 de Instrc. De Sanidad)... Que el veterinario de Aguilar sale caro y no es completo su servicio.
         Respecto al Bando del 15 de noviembre, presenta errores y está mal asesorado: es muy extremo y no conoce las condiciones del pueblo: sin alcantarillado, la Fuente y el lavadero público son escasos... Peligro de infección al arrojar las aguas fecales a letrinas y pozos ciegos por las fisuras y grietas tan abundantes en el terreno de Moriles.
        ... el estado de poca cultura que poseen sus habitantes. A parte de los señores maestros, el cura y los médicos, sólo hay dos personas que tengan alguna ilustración: El secretario Sr. Calles y el Juez Sr. Estrada. Lo que hace que se conviertan en mangoneadores y representantes de los políticos que el Directorio Militar barrió afortunadamente.
           
            En las sesiones del 24 de noviembre y 1 de diciembre siguiente, el señor Torrecilla fue privado del uso de la palabra por la Presidencia por reiterativo en sus argumentos y abundar en ataques personales. Lo anecdótico de estas intervenciones, al más puro estilo del Manifiesto Regeneracionista de Primo de Rivera, ponen en evidencia la realidad local y los deseos de algunos ciudadanos de que Moriles superase de una vez para siempre esas carencias que le venían marginando de los núcleos de población vecinos. De hecho, en noviembre de 1929, en un momento de cambios políticos que anunciaban el final de la Dictadura, Moriles solicita una Carta Municipal idéntica a la de Lucena conforme a la conveniencia municipal en armonía con las condiciones de la localidad y de sus habitantes.




[1] Véase el artículo de A. Carbonell T.F. Sobre la desecación de algunos focos palúdicos, publicado en El Defensor de Córdoba el 7 de noviembre de 1923, p. 1.
[2] AMM CMP Sesión del 7 de marzo de 1925
[3] Diario de Córdoba, 23 de mayo 1925, p. 1
[4] AMM CMP Sesión del 27 de agosto de 1927 
[5] AMM Libro de Plenos, 11 de octubre de 1923. En ella se transcribe telegrama de 8-10-23 del Subsecretario del Ministerio de Gobernación.
[6] AMM pleno del 25 de enero de 1924, Comunicación nº 24 de fecha 22-01-24 de la Diputación
[7] AMM Pleno del 31 de enero de 1924
[8] AMM pleno del 1 de diciembre de 1923
[9] AMM CMP sesiones del 7 de junio y 25 de octubre de 1924
[10] AMM pleno del 11 de octubre de 1923
[11] AMM CMP Sesión del 03 de mayo de 1924
[12] Diario de Córdoba, 25 de junio de 1924, p. 2; La Voz, 24 de junio de 1924, p. 9 y El Defensor de Córdoba, 24 de junio de 1924, p. 3
[13] El Defensor de Córdoba, 8 de julio de 1924, p. 2
[14] AMM CMP sesión del 29 de diciembre de 1928
[15] AMM CMP Sesiones del 07 de marzo y 06 y 27 de junio de 1929
[16] AMM CMP Sesión del 27 de noviembre de 1930
[17] AMM CMP Sesión del 26 de marzo de 1925
[18] AMM CMP Sesión de 3 de octubre de 1925
[19] AMM CMP sesión del 23 de mayo de 1929
[20] Diario de Córdoba, 12 de abril de 1924, p. 2
[21] La Voz, 6 de junio de 1925, p. 2 y días siguientes
[22] AMM CMP Sesión del 30 de mayo de 1926
[23] AMM CMP Sesión del 08 de agosto de 1929
[24] AMM CMP Sesión del 20 de marzo de 1930
[25] Véanse las sesiones del 8 y 17 de noviembre de 1923 en las que se transcriben las intervenciones del médico don José Torrecilla

lunes, 28 de enero de 2013

LA DICTADURA PRIMO DE RIVERA EN MORILES. 2. Aspectos culturales

2.1. LAS ESCUELAS DEL PATRONATO 
La maestra doña Dolores Pulido con las niñas de
la escuela de Moriles hacia 1925

        La política cultural de la localidad durante la época primorriverista giró en torno a la construcción de las nuevas escuelas del Patronato García de Leaníz cuyas gestiones habían comenzado, como ya hemos visto, en agosto de 1919 a propuesta del concejal Jiménez Heredia, dada la lamentable situación en que se encontraban los locales escuela. En junio de 1922, el consistorio presidido por Juan R. López Fernández había ratificado el acuerdo del Pleno del quince de ese mes sobre el R. D. del Ministerio de Instrucción Pública del tres de marzo del veintidós (publicado en la Gaceta del día cuatro), por el que se ofrecían locales-escuela adecuados a los Ayuntamientos que no los tuvieran, acordándose pedir 30.000 pesetas de subvención y el Ayuntamiento aportaría igual cantidad para la construcción de dos escuelas unitarias. Más tarde, en noviembre, se decidió dirigirse a la Junta Provincial de Beneficencia, administradora del Patronato creado por don José Gregorio García de Leaniz, pidiendo que cediera al municipio el sobrante del terreno en que estuvieron edificadas las antiguas escuelas del Patronato, a fin de construir el grupo escolar que el municipio tenía en proyecto.

        Estas gestiones entre Municipio, Junta Provincial y Ministerio van a obtener su fruto en la Real Orden del Ministerio de Instrucción Pública de 10 de julio de 1924 (Gaceta de Madrid del veintitrés) cuya importancia es enorme para entender todo el proceso del Patronato ya que en su parte expositiva hace un detallado informe de todas sus vicisitudes desde su fundación en 1884 hasta la fecha. Por ese informe sabemos que las primitivas escuelas habían sido construidas pero que no llegaron ni a ser utilizadas y que habían quedado reducidas, por falta de mantenimiento y dilapidación de los fondos del Patronato, a unas paredes derruidas.

        Dos años más tarde, en 1926, el Municipio, en contestación a la parte dispositiva de dicha Real Orden, acuerda ofrecer al Patronato de las Escuelas Nacionales y de García de Leaniz de Moriles (reconstituido por disposición de la misma) la garantía pedida en ella y entregar 1.000 pesetas anuales a la Obra hasta la total devolución del capital adeudado; igualmente se compromete a hacerse cargo de las reparaciones de los edificios que se construyan. La Junta de Beneficencia, por su parte, ordena la subasta de las fincas propiedad del Patronato necesarias para la construcción de las escuelas, que fue celebrada en Moriles el 31 de marzo de ese año.

        En abril de 1927 las obras no habían comenzado aún y parece ser que estaban a falta de “ultimar algunos detalles pendientes”. Pero a finales de ese año la Junta Provincial de Beneficencia remite a la Dirección General de Primera Enseñanza copia del acta de la subasta de obras para la construcción de las Escuelas; las obras iban a comenzar por fin, siendo el contratista constructor Pedro Cantos y el autor del proyecto el arquitecto don Rafael de la Hoz con un presupuesto de obras de 72.705 pesetas, aunque más tarde se ampliaría en 10.463,26 pesetas más. Otra Real Orden del Ministerio de Instrucción Pública de 28 de enero de 1928 ordena, en cumplimiento de lo establecido en la de 10 de julio del 24, que la cantidad de 79.000 pesetas, sobrantes de deducir el importe del presupuesto del proyecto de obras del de la venta en subasta de los bienes del Patronato, fuese invertida en títulos de Deuda Pública. La Orden establecía que los intereses de dicha cantidad serían destinados a ayudas a escolares necesitados.

Diario La Voz, 12 de octubre 1929
        Durante el año de 1928 son frecuentes las referencias a las certificaciones de obra remitidas por la Junta a la Dirección General de Primera Enseñanza, lo que nos hace suponer que el edificio estaba ya en plena construcción. En diciembre, el Alcalde, el Secretario y el Presidente del Patronato de las Escuelas Nacionales de García de Leaniz viajan a Córdoba “para cumplimentar al Gobernador Civil”, suponemos que en relación con la finalización de las obras. A pesar de todo no hemos encontrado datos relativos a la fecha de inauguración oficial del nuevo edificio, aunque a juzgar por algunas fotos de la época y al artículo publicado en La Voz con motivo de la feria y de la celebración de la Fiesta del Libro en octubre de 1929, en el que consta que los actos se celebran en el nuevo edificio que albergaba ya tanto a las escuelas como al Ayuntamiento , la inauguración debió de ser entre finales de 1928 y principios del 29, es decir, entre el cambio de la Corporación de Juan López a la de Luis Alcalá. Purificación Espejo Calatrava afirma que “se tuvo que esperar a diciembre del 29 para que se verificara la liquidación final de las obras ya que entonces el arquitecto concluye su trabajo y envía al Presidente del Patronato un escrito donde afirma que se han hecho las correcciones oportunas” , pero estos datos se refieren sólo a la recepción definitiva de las obras y no al hecho de su inauguración y puesta en servicio.

2.2   OTROS ASPECTOS CULTURALES

        En estos años hubo varios maestros y maestras que calaron hondamente tanto en la población infantil como entre los mayores: don Francisco Cosano Luque comienza a ejercer en Moriles el año 1920 y, tras ser sustituido en octubre de 1924 por enfermedad, se reincorpora en noviembre de 1926; doña Juana Villalba Serrano fue sustituida en 1921 por doña Remedios Ruiz Jorge (trasladada en noviembre de 1922 a Guarromán); Dos años de interindad de Rafaela Serrano, trasladada a Montoro, y en 1924 se incorpora doña María Dolores Pulido. Don Enrique Millán llega a la escuela de niños en 1927 y va a desempeñar un papel importante en el desarrollo y propaganda de los valores religiosos y patrióticos del Directorio hasta el verano de 1929.

        La feria, la Fiesta del Árbol y los repartos de premios y diplomas a los escolares, supusieron una importante inversión en los presupuestos municipales. El año 1927, gracias a los poetas e intelectuales de la llamada Generación del 27, supuso una revalorización de la obra del poeta cordobés don Luis de Góngora y Argote con motivo del III Centenario de su muerte. El Ayuntamiento adquiere cinco ejemplares de la obra “Versos de Góngora” que la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba había publicado con tal motivo.

        Dos importantes adquisiciones del ayuntamiento en esta época fueron la prestigiosa Enciclopedia Espasa-Calpe y nuevos instrumentos para la banda municipal de música.

El origen de Moriles en el recuerdo de Paula Contreras

En julio de 1984 (tenía entonces 73 años), Paula Contreras, accediendo a una petición mía, plasmaba sus primeros recuerdos sobre Moriles en una densa y amplia carta que, por su contenido, creo debo poner al alcance de todos los seguidores de este blog. La divido en cinco páginas según su contenido.