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viernes, 29 de mayo de 2020

ACTÚAN COMO VIRUS

Así te están engañando con el Coronavirus. Así avanza el Fascismo ...
Aunque el virus parasita las células de un organismo vivo, su efecto es mucho más grave que el de un simple parásito. Por su código genético el virus no se puede replicar por sí mismo, sino que necesita una célula huésped, a la que destruirá y dañara, para conseguir su multiplicación.
Por su forma de actuar tan parecida, hay otro virus del que hay que aprender a protegerse además del COVID-19, el fascismo, que actúa como un virus, como un ser tóxico.
El fascismo y la gente tóxica funcionan de manera muy parecida: necesitan un huésped, una víctima donde alojarse para desarrollarse y vivir
Así es. Todo lo que, por desgracia, estamos aprendiendo sobre los virus y tantos ataques como, también por desgracia, estamos soportando de unas formaciones políticas y de unos indeseables representantes políticos, me lleva a establecer un paralelismo entre ambas epidemias. Los fascismos actúan como virus. Su código genético es el mismo: no se pueden replicar a sí mismos, sino que necesitan una célula huésped, una víctima, a la que destruirá y dañara, para conseguir su multiplicación. Como el virus, esperan su mejor momento para el ataque y siguen luego unas estrategias parecidas a una invasión viral en masa hasta conseguir extenderse como una gran pandemia.
La elección del momento es importante. ¿Por qué la formación de Blas Piñar no llegó a obtener en la Transición más de un diputado en el Parlamento? Porque el discurso de FN no era lo que la mayoría de personas desea escuchar en aquellos momentos; en aquellos años lo que menos necesitábamos era seguir oyendo la misma monserga de un régimen que había durado más de cuarenta años. Por eso los fascismos saben esperar y surgen después de una gran crisis o una gran depresión (1ª Guerra Mundial, pandemia de la gripe española, crac del 29) en que el descontento general es muy alto y todos quieren oír voces que digan que nos van a sacar de esa crisis de la que culparán siempre al gobierno de turno. El fascismo comenzará a hablar cuando la gente esté preparada a escuchar lo que siempre ha querido oír. De esta forma el terreno ya está abonado; ahora sólo queda parasitar los puntos más vitales de sus víctimas para terminar anulando su voluntad y su capacidad crítica ante ese momento histórico, porque, como auténticos chantajistas, son expertos en manipulación.
Actualmente los fascismos están ganando terreno. Estamos soportando aún los efectos devastadores de la gran crisis del 2008 que tuvieron que pagar los pueblos más pobres de Europa que han visto aumentar su pobreza mientras la banca, los grandes holdings internacionales y las grandes fortunas acrecentaban su poder económico. Ahora la gente oye con beneplácito, sin estremecerse siquiera, los tremendos discursos de odio, de violencia y de muerte a que nos están acostumbrando desde las redes sociales, la prensa o la televisión, e incluso desde el mismo Parlamento, porque nuestros cerebros ya están envenenados, invadidos por el virus mortal del fascismo.

El virus del fascismo es así, lento pero eficaz y agresivo. Al final, sus víctimas creen que la situación normal y óptima es esa, porque su discurso halaga sus oídos o peor todavía, porque su alma está ya anestesiada y en su corazón anida el virus del odio, de la insolidaridad  y de la muerte. Sólo la unión, la solidaridad y la serena reflexión a la luz de la Historia podrán librarnos de estos virus que acabarán cambiando, una vez más, el rumbo normal de nuestra sociedad. 

miércoles, 6 de mayo de 2020

ESPAÑA ENVENENADA



Por si no teníamos bastante con este veneno del Covid-19 que ha infectado ya a más de tres millones de personas causando más de 250.000 víctimas en todo el mundo, los países siguen  con sus guerras tribales y sus luchas mafiosas por el poder y la riqueza, que están envenenando a la sociedad y a las personas.

España no podía ser menos y en estos momentos de crisis y sufrimiento ha recuperado sus venenos más antiguos, sus maleficios más terribles y las intrigas más ocultas que creíamos ya relegados a épocas nefastas de nuestra historia. Una especie de vudú maléfico que hoy resucita como un veneno por encargo, por receta y por consigna.
Tendríamos que remontarnos al Tercer Reich (1933-1945), al padre de la propaganda nazi Joseph Goebbels, para encontrar la fórmula escrita, la receta de este horrible veneno capaz de hacer a quienes lo utilizan dueños del poder y el control de masas una vez desposeídas de sus voluntades y su sentido crítico. La aplicación de esos once Principios de la Propaganda nazi permitió a Hitler un control absoluto sobre el pensamiento y las voluntades de las masas. 

Pero en todo momento de la historia ha habido líderes que reúnen esas cualidades: ansias de poder, odio salvaje, una personalidad enfermiza y una fantasía desbordada, egoísmo profundo, egolatría, y un gran talento para la oratoria.En la época actual, en la que priman la información y las redes sociales, aparece en nuestro país una clase política ansiosa de poder, con añoranza de los antiguos imperios, un odio acusado a lo extranjero, ansias de grandeza, desprecio por lo débil o por lo diferente… Apoyándose en la propaganda y en las redes sociales están consiguiendo no informar de la verdad, sino convencer a la gente de “su verdad”, inclinar la opinión general hacia su postura. El aluvión de mensajes con que invaden las redes sociales no hace sino apoyar la campaña de desinformación desatada en la prensa o la televisión.

En fin, veneno a grandes dosis que, en momentos tan delicados de dramas humanos de lucha contra la muerte y la enfermedad o dramas laborales por la pérdida de trabajos, ha conseguido que la opinión pública desgraciadamente se haya dejado intoxicar: a veces por la buena fe de algunos que quieren defender su inclusión en ese grupo extremo como modelo socialmente aceptado en su entorno, y otras por la mala fe de otros que aprovechan la coyuntura para trepar en el escalafón social buscando aumentar los likes de sus contactos en redes sociales.






viernes, 1 de mayo de 2020

DE LA PROPAGANDA A LA MANIPULACIÓN, MEDIO DE OPRESIÓN IDEOLÓGICA


DE LA PROPAGANDA A LA MANIPULACIÓN, MEDIO DE OPRESIÓN ideológica

Cuando un ideólogo se propone extender una idea, necesita de unos medios y de un sistema de difusión capaces de imponer una doctrina que arraigue con un sentido universalista en la sociedad de forma que se imponga, sin que nos demos cuenta, desde cualquier hecho social a una gran mayoría de miembros de la sociedad. Los medios de comunicación de masas son el vehículo de expansión para presentar esa ideología atrayente y sugestiva para terminar anulando nuestra capacidad crítica y de defensa ante ella, es decir, creando seres perfectamente manipulables. 
Y ahí nace la propaganda, a veces sutil y oculta, algo así como aquella publicidad subliminal usada en las proyecciones cinematográficas antiguas, ya prohibida por no considerarse conforme con la ética comercial. Pero ésta sí está permitida y nos ataca desde todas partes: la televisión, el cine, los espectáculos, los comics, la literatura, la escuela, las redes sociales. Ella sugiere y propone, para terminar imponiendo unos ideales, unos valores, unos modelos y unos estilos de vida en un contexto emotivo tal que inhibe todo juicio crítico, toda capacidad de defensa. Nuestro comportamiento está, pues, a merced de la propaganda y por ende, de los que la dominan y controlan.
Podemos decir entonces que propaganda es “el conjunto de técnicas y medios de comunicación social tendente a influir con fines ideológicos en el comportamiento humano."[1] Precisamente en esa influencia en el comportamiento humano, en esa violación de la intimidad de la persona, es donde reside la fuerza de la propaganda. A nivel comercial, la demanda consumista se crea a través de la publicidad, o lo que es lo mismo, dicho en forma de eslogan publicista: al consumismo por la publicidad. Y aquí se centra la teoría actual del mercado con la aparición de la mercadotecnia, auxiliada de la psicología, la sociología, la estadística y la prospectiva, poderosos aliados que han puesto en manos del consumismo las voluntades de las masas, creando un nuevo estilo de vida burgués, acrítico e inmanentista. La publicidad comercial no es más que una forma de propaganda tendente a despertar la demanda en el consumidor.
Por el contrario la propaganda es algo más amplio; sus fines ideológicos no se concretan a nivel de mercado, sino que abarcan todas las manifestaciones de la sociedad: economía, política, ideologías, educación, costumbres, cultura y redes sociales. En este sentido siempre ha habido propaganda y por eso unas ideologías han prevalecido sobre otras, unas culturas sobre otras y unas clases sobre otras. Pero a partir de la aparición de los medios de comunicación de masas es cuando cobra verdadero significado por la rapidez de difusión y la eficacia de sus mensajes.
¿Pero en qué se funda el poder y la eficacia de la propaganda? Para aquellos que quieran conocer el porqué del éxito de tantas campañas manipuladoras de la extrema derecha española intentaré hacer un breve estudio de sus fundamentos que radican en lo más profundo de la naturaleza humana, tanto en su evolución bio-sicológica como social y cultural. Hablaré, por eso, de fundamentos sico-sociológicos, de valor, antropológicos y semióticos.
Fundamentos psico-sociológicos: En el hombre existe un sentido social de generalización y pertenencia a un grupo. Cada individuo se identifica con un grupo en el que ve reflejados una serie de valores que le diferencian de otros grupos y donde encuentra más seguridad y aceptación social. La preocupación por el papel desempeñado dentro del grupo (el llamado “rol social") es tan fuerte en el hombre que siempre pretenderá estar a la altura de las circunstancias, desempeñar un papel correcto en el grupo, aunque no sea una conducta personal sino simplemente imitada, porque así “lo hace todo el mundo”.
Fundamentos de valor: Para comprender el fenómeno de identificación con el grupo hay que entender el mundo de los valores que son una manera de ser ideal y estimable y a la que se aspira. Los percibimos organizados en una escala, con una jerarquía -que depende del medio socio-cultural en que se vive- y dotados de una carga afectiva que nos hace estimarlos como un bien, tender hacia ellos. Naturalmente estos valores influyen en nuestra conducta y, en último término, en la configuración de nuestra personalidad. Según la psicología de Allport la madurez síquica se realiza en aquellas personas que logran identificar el conjunto de su psiquismo con "un estilo de vida" inspirado en un conjunto de valores dominantes en el grupo.[2]
Fundamentos antropológicos: Los valores están condicionados por el entorno cultural del grupo y el individuo llega a integrarse en él a través de una cultura aprendida; el aprendizaje le integra en su entorno y ello le supone adherirse a unos valores culturales como ideales del grupo.
Fundamentos semióticos: Pero los valores como bienes estimables y patrimonio de un grupo cultural quedarían en el terreno de lo abstracto si no se manifestaran en conductas observables; necesitamos un nexo entre esos valores ideales y todo aquello que se ofrece como bien concreto y realizado en la comunidad. Ese nexo lo dan los fundamentos semióticos.
Semiología es la ciencia de los signos y símbolos; símbolo es todo aquello que evoca y sustituye a otra cosa. Los elementos integrantes del símbolo son: el significante, o elemento material; el significado, o cosa que simboliza, y la significación o relación entre ambos; a esto hay que añadir el código convencional de significación. Según la psicología de Jean Piaget la segunda etapa del desarrollo de la inteligencia en el hombre (que corresponde a los años de edad escolar), es la de la función simbólica y semiótica: el niño capta la realidad a través de símbolos que irán configurando su forma de ser, de pensar y de ver las cosas.[3]
Esta relación simbólica es importantísima para comprender la teoría de los valores. Los valores ideales son simbolizados a nivel concreto por conductas observables, como hemos visto. Pongamos por caso: el bienestar como bien deseable, la felicidad, es algo que se concretiza en unos bienes materiales como son, por ejemplo, los electrodomésticos que se convierten así en símbolos de la sociedad del confort. El código convencional de significación lo da cada sociedad, cada cultura.
Por todo esto, cuando se quiere imponer una ideología, los símbolos adquieren una capital importancia: himnos, banderas, gestos, escudos, colores, pulseras... Toda esta parafernalia es el símbolo de pertenencia a un determinado grupo o clase. Ahora sólo quedaría desarrollar una estrategia que proponga cierto grupo como grupo de referencia, lo que en nomenclatura marxista sería la “clase dominante”.
¿Cómo se lleva a cabo dicha estrategia? Aquí entra en juego el papel de control de los medios de comunicación de masas, sobre todo la televisión, de forma que se use el lenguaje propio de la clase dominante en la sociedad, un lenguaje conservador, consumista, que acepte el orden establecido y presentado como lenguaje normal de la sociedad, aceptado por todo el mundo. Para alcanzar los valores de dicha clase hay que aceptar aquello que simboliza al mismo valor, es decir, su estilo de vida. En otras palabras, se obliga al sujeto a adoptar unos valores impuestos, superiores a su entorno sociocultural. Esto provoca el problema de los llamados "medios de referencia”, es decir, el conflicto de las clases inferiores entre su adhesión a los valores de su clase y la aceptación de los valores “superiores” de la clase propuesta como clase de referencia. Esto explicaría el porqué de tantos obreros y gente humilde que apoya y defiende a las grandes fortunas y multinacionales. Y es que hemos entrado de lleno en el proceso de la manipulación.

Bibliografía
Alport, Gordon W. La personalidad, su configuración y desarrollo. Herder, Barcelona 1968
F. Otero, Oliveros. Educación y manipulación. E.U.N.S.A., Pamplona
Freire, Paulo. Pedagogía del oprimido. Siglo XXI de España editores. Madrid 1978
Piaget, Jean. Psicología y Pedagogía. Ariel, Barcelona 1969
Guzmán, J. El lenguaje publicitario y su influencia en el niño. Revista Escuela Española, 20          de diciembre 1978. Páginas 913-915
Piaget, J. El Nacimiento de la Inteligencia en el Niño. Aguilar, Madrid 1965
Servan-Schreiber, Jean-Jacques. El Desafío americano, Plaza & Janés 1968


Antonio Cortés Cortés, abril 2020



[1] DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO ABREVIADO, Espasa Calpe. Madrid 1975, apéndice II
[2] Allport, Gordon, La Personalidad: su configuración y desarrollo. Herder. Barcelona
[3] Piaget, J. El Nacimiento de la Inteligencia en el Niño. Aguilar, Madrid 1965

El origen de Moriles en el recuerdo de Paula Contreras

En julio de 1984 (tenía entonces 73 años), Paula Contreras, accediendo a una petición mía, plasmaba sus primeros recuerdos sobre Moriles en una densa y amplia carta que, por su contenido, creo debo poner al alcance de todos los seguidores de este blog. La divido en cinco páginas según su contenido.