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4.- Recuerdos infantiles y restos arqueológicos

    Siendo yo niña, en unión de Lola y Araceli Bergillos Lara, iba un día de paseo al lagar El Bombo; íbamos, como niñas, diableando por los vallados para ver mejor y coger las más bonitas flores; recuerdo que Aracelita iba cantando una canción de Raquel Meller (qué barbaridad, qué vieja soy) que se llamaba Flor de Té y que yo no conseguí aprender a pesar de mi buen oído de entonces. Sitúate: vámonos al Bombo por la linde alta de la izquierda; el lagar de Cuenca y más allá a la derecha La Corneja y El Pintado; pues en ese trayecto habían cavado en una viña, se había hundido la cepa más cercana y justamente entre las raíces aparecía un mosaico de unos colores en el que predominaba el azul claro y un amarillo blancuzco. ¿Dimensiones? Ya sabes que de niños todo nos parece enorme; desde luego era grande, sucio y borroso. Dijimos: Mañana traemos agua y lo limpiamos y bajamos por esas escaleras... -¿Qué escaleras..? -Tiene que haberlas, como en el cementerio de Monturque...-
    Volvimos al día siguiente... ¡y la cepa estaba colocada en su justo sitio sobre la tierra removida, pero del mosaico, ni rastro! No fue un sueño, te lo aseguro.

    Supongo que los romanos gozarían en su tiempo de las magníficas tierras llamadas Los Llanos, abrigadas, fértiles, con lagunas de ensueño... ¿no tendrían sus villas de recreo por allí? Colonias romanas fueron Córdoba, Baena y Espejo, leo en un libro, y pueblos romanos -sigo leyendo- fueron Montilla, Aguilar, La Rambla, Santaella y Castro, que además, como dice su nombre, fue fortaleza. Pregunta a dueños de viñas nuevas de los Llanos; casi todas tienen poco más de medio siglo; al cavarlas, me consta, encontraron vasijas de barro, orzas, cántaros y ánforas; se rompían al roturar la tierra; en algunas casas se encontrarán todavía restos. Los romanos envasaban el aceite y los vinos y los enterraban hasta su embarque para Roma. ¿Qué patricios gozarían en sus villas en Los Llanos, al abrigo de sierra Munda y de los castros de alrededor? Entonces Los Zapateros no existía. Esto es solo una creencia mía.

4 comentarios:

  1. Hace algunos años existia un matrimonio anciano que vivian al final de la calle El Niño, eran Rafael (El "Nasiso") y Carmen (la "Nasisa") que, en las noches de verano, sentados al fresco nos contaban la siguiente historia:
    En la carretera de Aguilar, en la viña que habia al fondo de la tierra "carma" donde estaba la era de Solis, solìa aparecerse una dama vestida de blanco, que indicaba que al pié de una higuera había un tesoro enterrado del tiempo, como no, de los moros. De la forma que lo contaban nos parecía tan real que daban ganas de coger una "azá" y una espuerta y ponerse a buscarlo. Era bonito de escuchar por muchas veces que contaran lo mismo.
    Paco Vida

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  2. Mi amigo Victor me facilitó el libro de Paula Contreras, Historias de un pueblo sin historia y lo que mejor recuerdo es su amenidad. Era una lectura que "enganchaba", como lo hacen las novelas de Fredric Forsyte, Ken Foller o Matilde Asensi. Me llevaba por los lugares que habia conocido y recorrido en mi infancia.
    Tuve ocasión de visitarla en su casa de Puerto Real y me pareció una señora encantadora e interesantisima y una verdadera ecologista, ya que aprovechaba para sus borradores el reverso de las hojas de publicidad que le dejaban en el buzón.
    Paco Vida

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  3. Sí, mi madre aprovechaba todos los papeles para escribir y también los sobres usados que no estaban deteriorados para envíos de mano a mano. Y amaba los animales y las plantas. Sabía entenderlos y cuidarlos. Amaba a los seres humanos y era inmensamente comprensiva. Siempre defendía la vida.
    Gracias por recordarla así. M. Rosa

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El origen de Moriles en el recuerdo de Paula Contreras

En julio de 1984 (tenía entonces 73 años), Paula Contreras, accediendo a una petición mía, plasmaba sus primeros recuerdos sobre Moriles en una densa y amplia carta que, por su contenido, creo debo poner al alcance de todos los seguidores de este blog. La divido en cinco páginas según su contenido.