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domingo, 2 de diciembre de 2012

MORILES DURANTE LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1929) Y LA “DICTABLANDA” (1930 – 1931)

     Con el pretexto de buscar una solución a la crisis del país y aprovechando el descontento del Ejército tras el desastre de Annual, así como el triunfo reciente del fascismo en Italia tras la Marcha sobre Roma en 1922 y el ascenso al poder de Mussolini, Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, se sublevó el 13 de septiembre de 1923 con el apoyo del Ejército. Los sublevados declararon el estado de guerra, la suspensión de las garantías constitucionales y la disolución de las Cortes. El régimen de la Constitución de 1876 fue sustituido, en medio de la indeferencia popular y sin apenas resistencia, por una dictadura militar. El propio Rey termina manifestándose abiertamente a favor del golpe militar.
En Moriles, como en otros muchos pueblos y ciudades, no se constituyó el nuevo Ayuntamiento hasta el martes 2 de octubre, en el nuevo local a donde acababa de trasladar su sede (como era habitual desde su comienzo en 1912). Ese día se celebró la Sesión Extraordinaria de la Dictadura según R. D. de 30 de septiembre de 1923, presidida por el Comandante de Puesto de la Guardia Civil, Ildefonso Fernández Blanco y con asistencia de la anterior Corporación que en dicho acto cesó en sus cargos. A continuación tomaron posesión los nuevos Vocales asociados elegidos entre los vecinos mayores contribuyentes:
• Alcalde: Francisco Chacón Fernández
• Primer Teniente de Alcalde: Nicolás Molina Jerez
• Segundo Teniente de Alcalde: Víctor Manuel Fernández Osuna
• Depositario: Pedro Cortés Arjona
• Síndico: Francisco Leiva Fernández
• Interventor: José Ramírez Atienza
• Regidores: Francisco Cortés Fernández, Pablo Martínez Borrego, Francisco Doblas Cardeñosa.
     Se marcaron a continuación las secciones para nombrar nuevos Vocales Asociados en la Junta Municipal pero ésta quedó como antes y no se hará una nueva elección hasta la siguiente sesión. La autoridad militar se hace cargo de los libros de cuentas y de caja municipales y se transcriben todas las actas y documentos oficiales leídos en el acto.
      El jueves, día cuatro, se procede a la constitución de las Comisiones Municipales y al cese del recaudador de arbitrios; el Oficial de Secretaría, Pedro Llamas Rodríguez, pasa a ocupar su puesto y la plaza de Oficial queda vacante. Como la fiesta del Rosario era inminente, se crea una nueva Comisión de Festejos encargada de llevar a cabo el programa ya elaborado por la anterior Corporación, autorizándosela a suprimir los números necesarios. Por la tarde se celebra una Sesión Especial, a las 17 horas, en la que el Comandante de Puesto de la Guardia Civil hace entrega a la Comisión electa de los libros, documentos y arcas municipales que habían sido incautados el día dos. Las cuentas de fondos recibidas serán más tarde censuradas por el Regidor Síndico.
     Poco después, el Ayuntamiento recibe la circular del Gobierno Civil de nueve de octubre de 1923 transcribiendo el telegrama del día ocho del Subsecretario del Ministerio de la Gobernación, Martínez Anido, con las disposiciones a seguir en el nuevo régimen: creación de las cuentas municipales; administración y cumplimiento de los servicios; establecimiento de los servicios inexcusables y de atención preferente como alumbrado, agua, asistencia médico-farmacéutica, abastecimiento de pan y demás artículos de primera necesidad. También incluía normas sobre higiene y sanidad pública y sobre los artículos de primera necesidad, establecía que se adoptaran medidas para impedir que salgan de la población sin estar ésta suficientemente abastecida.
     Una de las disposiciones más curiosas del nuevo régimen fue el Real Decreto de la Presidencia del Directorio Militar del 29 de octubre (publicado en la Gaceta del 30) por el que se concedía a los ciudadanos el poder formular quejas y reclamaciones ante los Ayuntamientos al final de las sesiones. Tiene interés por la aplicación y uso que en principio se hizo, proporcionando datos de la situación del municipio al comienzo del Directorio. La práctica se realizó en diversas ocasiones. En años sucesivos quedó en desuso dejando en entredicho la intención de democratizar los municipios. En Moriles hay que destacar las intervenciones del médico don José Torrecilla Garagarza, quien poniéndose de parte “de los buenos españoles” agradece al Directorio su gestión deseando que las nuevas medidas logren “el bienestar de España” desterrando el caciquismo. Igualmente intervino en una ocasión el Juez Municipal, don Miguel Estrada Lara, obligado a defenderse de las acusaciones del anterior. Torrecilla arremete contra los caciques locales y sus protegidos, el juez señor Estrada y el secretario señor Calles, acusando a estos de ser quienes dirigían los expedientes municipales, aunque fuesen otros los que firmaban. En dos ocasiones la presidencia tuvo que negar la palabra al señor Torrecilla por reiterativo en sus intervenciones y haber llegado a censurar incluso a la misma presidencia.
     Esta primera Corporación de Vocales Asociados intenta configurar el municipio de acuerdo con las directrices del nuevo régimen, no reparando en halagos y alabanzas a su representante el Gobernador Civil de Córdoba. Entre otras obras se acomete la contratación de un empleado para limpiar la fuente pública y otros lugares del pueblo necesitados de limpieza o el encalo y pintura del Cuartel de la Guardia Civil, obras que, a pesar del bajo montante económico de las mismas, suponían un gasto excesivo para su reducido presupuesto y que llevaron en ocasiones a un enfrentamiento entre Alcalde y Secretario. Para completar el personal administrativo, se nombró Oficial de Secretaría al maestro don Manuel Caracuel León, quien más tarde sería nombrado maestro titular en Montemayor, y como escribiente temporero a don Miguel Estrada Lara. Se presta atención también al representante en Córdoba del Municipio don Manuel Blanco Cantarero que, por haber sido nombrado director de la Normal, es sustituido por don Carlos Vaca Guzmán. Éste será cesado más tarde por orden gubernativa.
     La Diputación había asumido funciones específicas en sanidad y obras públicas y en su comunicación nº 24 de 22 de enero de 1924, se dirige a la alcaldía y a los vocales asociados de Moriles haciendo un informe detallado de la situación del municipio, de sus principales necesidades y de las obras que había que acometer, resumido en siete puntos:
1.- Que se inicie la construcción de la carretera de Moriles a Puente Genil.
2.- No existen caminos vecinales terminados. Sólo hay uno en construcción a Monturque.
3.- Moriles no precisa ramal de ferrocarril ya que tiene estación.
4.- No existe teléfono ni telégrafo ni oficial ni particular en funcionamiento.
5.- Existe una sólo escuela oficial de cada sexo para 225 niños y 192 niñas en edad escolar.
6.- El pueblo sufre enfermedades endémicas como las enfermedades intestinales en general.
7.- Los enfermos suelen ser hospitalizados en la ciudad de Aguilar o en Córdoba.
     Como un paso más en la organización de la Dictadura, Primo de Rivera nombra un Delegado Gubernativo en cada Partido Judicial en la persona de un militar de graduación bajo el mando directo del Gobernador Civil de cada provincia -cargo ocupado también por generales y dependiente del número dos del Directorio, el Subsecretario de Gobernación, General Severiano Martínez Anido- en su labor regeneradora de la vida nacional; para el Partido de Aguilar es nombrado el capitán de Caballería D. Francisco Corrales Gallego, quien el jueves 31 de enero de 1924 preside la sesión de Plenos del Ayuntamiento de Moriles al objeto de recibir la dimisión en pleno de la anterior Corporación "por motivos de trabajo y ocupaciones” y dar posesión a los nuevos miembros de la misma. El Delegado felicita al pueblo de Moriles porque en los últimos años había sabido encauzar su administración llegando a ser uno de los mejores y solicita de los recién nombrados Concejales “el concurso leal y desinteresado para constituir el nuevo Ayuntamiento”. La nueva Corporación quedó constituida por
• Alcalde: Juan López Fernández
• Primer Teniente de Alcalde: Rafael Chacón Fernández
• Segundo Teniente: José Rivas Molina
• Síndico: Cristóbal Bergillos Navarro
• Interventor: Luis Alcalá Carrillo
• Depositario: Eusebio Aguilera Sánchez
• Concejales: José Carretero Biedma, Juan J. Doblas Doblas y Juan Servián Sánchez.
El Delegado expone que "espera mucho del Nuevo Consistorio" por estar éste integrado por personas cultas, morales y de gran relieve social. Cesa a la Junta de Asociados y nombra otra nueva, insistiendo en los conceptos de "armonía y eficacia y cumplimiento del deber." Pide la reorganización de las Juntas de Sanidad, Instrucción y Reformas Sociales y a continuación se crea la Comisión Municipal Permanente que reunirá en Junta solamente al Alcalde y Concejales.
     Los Delegados del Partido intentaban despertar y mantener el espíritu patriótico con celebraciones como la Fiesta de la Raza, del Somatén o del Árbol. Pero la fiesta patriótica por excelencia era la celebración de la onomástica del Rey Alfonso XIII. En 1925 el Ayuntamiento de Madrid decide celebrarla por todo lo alto en desagravio por la campaña de difamación que se había hecho contra él en el extranjero, invitando al evento a Alcaldes y representaciones de los Ayuntamientos de toda España, con la participación de las Diputaciones, la Unión Patriótica y el Somatén. Moriles se adhiere al acto decidiendo que una comisión formada por Juan López (Alcalde), Rafael Chacón (Primer Teniente) y Eusebio Aguilera (Segundo Teniente), se traslade a Madrid al homenaje, haciendo extensiva la invitación a la Junta Directiva del Circulo de la Unión Patriótica y al Jefe del Somatén Local. Se libraron seiscientas pesetas para gastos. Pero no quedó ahí el fervor patriótico de la Corporación: en la misma sesión “se acuerda nombrar Alcaldes Honorarios de esta población a SS. MM. Los Reyes de España a los que se entregará por mano del Alcalde Presidente, el correspondiente nombramiento.” El día 23 de enero, onomástica del Rey, la comisión de Moriles estuvo en Madrid. El título correspondiente al nombramiento fue realizado por Pedro Albelda Carvajal, de Puente Genil, siendo su coste de diez pesetas.
     Esta corporación realizará el nuevo Censo de población según instrucciones recibidas del Instituto Geográfico y Estadístico y aprobará el presupuesto para 1924-1925 después de la renuncia del oficial de secretaría Rafael Caracuel León y el nombramiento para ese cargo de Miguel Estrada Lara. Los conceptos de dicho presupuesto fueron: Instrucción Pública, 1.700 pesetas; Gastos Ayuntamiento, 8.929 pesetas; Cargas Municipales, 13.562 pesetas; Corrección pública, 374 pesetas, y obras públicas, 9.000 pesetas. Como vemos los gastos del Ayuntamiento y las cargas municipales suponen el 67 % del total frente al 33 % de las inversiones en vigilancia y orden público, instrucción y obras públicas. La escasez de fondos en las arcas municipales era ya un tópico en las actas de sesiones del Municipio, pero esta vez el problema se va agudizando hasta tal punto que en diciembre de 1923 se decide no pagar la paga extra a los funcionarios para hacer economías y en 1925 la situación llega a calificarse de “muy difícil”, contabilizándose 5.200 pesetas que el Alcalde y Primer Teniente habían tenido que adelantar de su bolsillo.
     El Alcalde, Juan López Fernández, había manifestado en varias ocasiones su deseo de dimitir por lo que, en marzo, el nuevo Delegado Gubernativo, don Pelegrín Pujol y Vidal, aprovecha para remodelar el Ayuntamiento aceptando su dimisión, pero al mismo tiempo cesa también al Depositario Eusebio Aguilera y a todos los Concejales y nombra nuevo Alcalde a Pedro Contreras Onieva, pasando a Primer Teniente al ex Alcalde, a Segundo Teniente a Rafael Chacón y a Depositario a José Rivas. Luis Alcalá pasará a suplente de Teniente de Alcalde y Cristóbal Bergillos a Concejal; los nuevos nombramientos fueron: Víctor Manuel Fernández Osuna, suplente de Teniente de Alcalde; Francisco de Paula Valle Buendía, Pascual Mármol Corredera y Rafael Fernández Ruiz como nuevos Concejales. Una vez remodelada la Corporación el Delegado elogió el nuevo equipo de gobierno "formado por personas cultas, morales, de gran prestigio social y sobre todo de una voluntad sin límites." Éste parece bien avenido y durante los meses que Pedro Contreras estuvo de baja por enfermedad, prácticamente hasta fin de año, Juan López Fernández ejerce de Alcalde accidental. Sin embargo entre funcionarios y concejales hay movimientos de descontento: Cristóbal Bergillos Navarro pide su dimisión irrevocable y el Oficial de Secretaría Miguel Estrada pide aumento de sueldo de 1.260 a 2.100 pesetas. Ambas peticiones fueron denegadas. A los dos meses se reciben instrucciones del Delegado para separar de su cargo de Oficial de Secretaría a Miguel Estrada, sacar la plaza a concurso y nombrar sustituto interino a José Gutiérrez Doblas. Estos acuerdos fueron aprobados en sesión plenaria con la oposición de Rafael Fernández Ruiz y Luis Alcalá Carrillo.
     A finales de año, después del prestigio obtenido tras el desembarco de Alhucemas, que supuso el final de la tristemente famosa Guerra de África, Primo de Rivera sustituye el Directorio Militar por un Directorio Civil en el afán de legitimizar y perpetuar el régimen, lo que parece que va a influir en el municipio calmando durante unos meses la actividad política. Sólo dos acontecimientos se van a producir durante estos años: por un lado el concejal Cristóbal Bergillos consigue al fin su dimisión y es nombrado juez suplente, y por otro, el Ayuntamiento participa en dos homenajes a los hombres fuertes del régimen, al Alcalde de Córdoba don José Cruz Conde –que pasaría a Sevilla como Gobernador Civil y Comisario de la Expo Iberoamericana- y al Presidente de la Diputación, Francisco Santolalla Natera, que será nombrado Alcalde de Córdoba y más tarde miembro de la Asamblea Nacional. También en octubre de 1926 se recibió la visita del Gobernador Civil don Luis María Cabello Lapiedra que supuso un gasto de 423,50 pesetas.
     En los dos últimos años de la Dictadura, 1928-1929, su desprestigio aumenta en toda España; en Moriles se suceden las continuas renuncias y nombramientos de los funcionarios y administrativos municipales. En febrero renuncia el Oficial de Secretaría José Gutiérrez Doblas y es sustituido por Antonio Sotomayor Varo. El dos de junio renuncia éste y es nombrado Rafael Jiménez Castillo quien dimitirá en octubre ocupando su puesto el escribiente temporero Romualdo González Cabello. Antonio Sotomayor será nombrado nuevo escribiente temporero. Pero la renuncia más significativa fue la del Secretario Manuel Calles en enero del 29 mediante oficio de fecha 31 de diciembre de 1928. Manuel Calles, después de haber ocupado la secretaría del Ayuntamiento de Moriles durante diez azarosos años, obtuvo plaza como Secretario interino en el Ayuntamiento de Zuheros en febrero de 1930 y como titular del mismo a partir de octubre de ese año. Para sustituirle en Moriles se nombra Oficial Primero a Abelardo Borrego Aguilar.
     Desconocemos si las razones que llevaron al señor Calles a presentar su dimisión y buscar otro lugar en la administración local iban unidos a los malos momentos que se vivían en la política española o a las divergencias y maniobras locales por conseguir un cargo en la administración o en la política; el caso es que, en febrero, el mismo Alcalde, Pedro Contreras Onieva, en sesión extraordinaria del Pleno, "en vista de las divergencias que vienen surgiendo en el seno de la Corporación Municipal se veía en la necesidad de presentar su dimisión con carácter irrevocable." Igualmente los Concejales presentan la suya y se decide comunicarlo al Gobernador Civil. A los veinte días el Delegado gubernativo don Rafael Padilla preside la sesión del pleno dando posesión a una nueva Corporación, la última de la Dictadura de Primo de Rivera, en la que repiten nombramiento dos concejales, los mismos que se habían opuesto a la destitución del Oficial de Secretaría Miguel Estrada:
• Alcalde, Luis Alcalá Carrillo
• 1º Teniente, Agustín Martos Fernández. Suplente, Rafael Fernández Ruiz
• 2º Teniente, Antonio Lozano Sánchez. Suplente, Francisco Rueda Cosano
• Depositario Pedro López Muñoz
• Concejales, Manuel Fernández Benavente, Mateo Lara, Julián Estrada Cortés y Francisco Alcalá Carrillo.
No se producen esta vez discursos patrióticos ni de exaltación de valores morales; sólo hay palabras de aliento y reconocimiento. Actuó de Secretario el Oficial Abelardo Borrego. Inmediatamente la plaza de Secretario sale a concurso presentándose noventa y siete aspirantes entre los que el Gobernador Civil nombra a Agustín Castillo Pérez, casado y de cuarenta años, quien tomará posesión de su cargo el 23 de octubre.
     Pero Luis Alcalá apenas va a tener tiempo de gestionar el municipio pues tras escasamente nueve meses de posesión se produce la dimisión en pleno del Consistorio; el Gobernador Civil sólo acepta la dimisión del Alcalde pero no la de los Concejales. Como nuevo Alcalde es nombrado el industrial Cristóbal Bergillos Navarro. Más adelante el Pleno reconoce a Luis Alcalá un débito de 4.893 pesetas por gastos satisfechos de su bolsillo durante su presidencia en la Alcaldía, confirmando la práctica de que por falta de fondos en la caja municipal, los ediles adelantaban de su bolsillo los gastos urgentes, aunque luego resultaba más difícil que se le reconociese la deuda y se le hiciese efectiva.
     En enero de 1930 renuncia a su cargo el Depositario Pedro López Muñoz obteniéndolo el médico don Agapito Soberado. La economía internacional estaba ya bastante revuelta. En Estados Unidos el Crack económico iniciado en Wall Street el jueves negro 24 de octubre de 1929, va a provocar la Gran Depresión que alcanzará a los países industrializados de Europa. La economía española fue incapaz de asumir la crisis agudizando la decadencia del sistema político. Alfonso XIII, en un intento por salvar el régimen monárquico, obliga a dimitir a Miguel Primo de Rivera el 28 de enero de 1930, nombrando presidente del Gobierno al general Dámaso Berenguer quien dio origen a un nuevo período de la historia de España que se ha denominado la Dictablanda que concluirá con la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931. El miércoles, 12 de febrero de 1930, el último Ayuntamiento primorriverista en pleno, presidido por Cristóbal Bergillos Navarro, presenta su dimisión debido a “los cambios políticos que dejan desasistidas de autoridad a las Corporaciones” lamentando las nuevas leyes que suprimían algunos acuerdos económicos de los Ayuntamientos.
     El Real Decreto de 15 de febrero de 1930 estableció que los nuevos Ayuntamientos estarían compuestos a partes iguales por los mayores contribuyentes y por los concejales que más votos obtuvieron en el período electoral 1917 – 1923. En Moriles se constituye el Ayuntamiento en la sesión plenaria del 26 de febrero, siendo proclamados por mayores contribuyentes
Antonio Cuenca Agraz, alcalde;
Pablo Solís Nieto, Primer Teniente de alcalde;
Rafael Chacón Fernández, Segundo Teniente;
José Aguilera Caballero y Luis Alcalá Carrillo, concejales,
y como ex concejales electos
Agustín Jiménez Heredia, Álvaro Agraz Fernández, José Mª Aguedo Romera Carmona y Francisco de Paula Perailes Lara, concejales.
     La nueva Corporación, consciente de la difícil situación del momento, acordó, a los dos días de su constitución, no solidarizarse con las responsabilidades contraídas por anteriores Corporaciones sobre actos administrativos, acuerdos, gastos, obras, préstamos, contratos, etc adoptados contra la ley o en perjuicio del vecindario. De hecho, en las primeras inspecciones realizadas, se detectaron irregularidades en los cobros de recibos de las contribuciones municipales por lo que se acuerda eximirse de responsabilidades.
     La política del gobierno Berenguer resultó también un fracaso hasta que, por fin, el nuevo presidente, el almirante Aznar, convoca elecciones municipales para el 12 de abril de 1931 que fueron consideradas como un plebiscito sobre la Monarquía. Los resultados electorales con el triunfo de las candidaturas republicano-socialistas en 41 de las 50 capitales de provincia, motivaron que el martes 14 de abril, ante el entusiasmo popular, se proclamara la República forzando al rey Alfonso XIII a abandonar el país.

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El origen de Moriles en el recuerdo de Paula Contreras

En julio de 1984 (tenía entonces 73 años), Paula Contreras, accediendo a una petición mía, plasmaba sus primeros recuerdos sobre Moriles en una densa y amplia carta que, por su contenido, creo debo poner al alcance de todos los seguidores de este blog. La divido en cinco páginas según su contenido.