A pesar de las actuaciones urbanísticas de anteriores corporaciones, la escasez de viviendas era ya una constante en la localidad lo cual influía en otros servicios como la sanidad o la administración, dándose frecuentes dimisiones de funcionarios o personal sanitario por no encontrar vivienda en la localidad, como el caso del médico José Sánchez Pérez del Pulgar que fue requerido para que residiera en Moriles y no en las Navas dimitiendo del cargo al no encontrar vivienda disponible en la localidad. Este médico, procedente de Huétor y Otivar en la provincia de Granada, había tomado posesión el 8 de junio de 1917 tras la dimisión del anterior, Antonio Serrano Sahagún probablemente por la misma causa. Las epidemias endémicas seguían haciendo su aparición y en enero de 1918 se decide la adquisición de suero antidiftérico para hacer frente a los casos de difteria que aparecen en la localidad. El farmacéutico era don Fernando Casas del Castillo, quien anualmente debía presentar la cuenta de gastos de farmacia a la Junta Municipal de Sanidad.
En un Ayuntamiento enzarzado en las luchas políticas de partidos y cegado por el ansia de la ocupación del poder municipal, la sanidad y el urbanismo no eran precisamente sus principales preocupaciones. Continúan las dimisiones de funcionarios y médicos titulares. Francisco Pérez Doblas ejerció de médico interino durante unos meses hasta el nombramiento del nuevo titular don Vicente Ruiz Toscano que provenía de Montemayor. Durante este tiempo, con motivo de la terrible pandemia de gripe que azotó Europa durante 1918, el Ayuntamiento adquirió desinfectantes para fumigar las casas y en enero de 1919 se nombró inspector de higiene al vecino Rafael Carmona Ortiz, al carecer otra vez la localidad de veterinario, hasta el nombramiento en junio, como titulares definitivos, del médico don Vicente Ruiz Toscano como inspector de sanidad y don Pedro Franco Franco, inspector de higiene y sanidad pecuaria. Ese mismo año, dos hermanos, hijos del vecino Antonio Morales Fernández, son trasladados a Córdoba a fin de que se les inyectara suero antirrábico después de haber sido mordidos por un perro hidrófobo.
Urbanísticamente, estos años se caracterizan por la realización de obras de mantenimiento, arreglo y arrecifado o empedrado de las calles del pueblo más necesitadas de las atenciones municipales, pero con escasa inversión de fondos públicos por lo que las obras van a resultar poco duraderas. Para ello en 1919 fue nombrado previamente perito de predios urbanos, Rafael Porcel Pérez, ya que el titular, Pablo Martínez Doblas, tenía abandonado el cargo. Este fue el caso de la calle principal, Fernández Jiménez, que era objeto de las quejas de los vecinos por su mal estado, o la calle Tejar que fue considerada como intransitable y foco de infecciones, a la que después de empedrada se le construyeron cunetas para el desagüe de aguas residuales con un coste de 178 pesetas , o el arreglo del Paseo de san Jerónimo y el empedrado de la Plaza de Abastos que el día cinco de julio de 1919 fue llamada con el nombre de Plaza de la Paz, “por ser este el nombre que tenía cuando se empezó a edificar este pueblo según consta en antiquísimos documentos encontrados en la actualidad." En su conmemoración se rotuló una lápida con ese nombre Calle Alta, Alcalá Zamora y calle Molinos también son objeto de composición y arreglos costando el empedrado de la calle Alta, 138 pesetas. En total, en el capítulo de gastos por arreglo de calles, se había invertido unas 1.200 pesetas. La Fuente pública, el pozo y el abrevadero, próximos al término municipal de Lucena, en la Huerta, también fueron objeto de arreglos por el contratista Pablo Martínez Borrego. El Cementerio Municipal, quedó al margen de la inversión pública por escasez de fondos y, ya en 1918, se decide que los arreglos los hagan los particulares con aportaciones personales a las obras necesarias.
La calle Estación va a ser objeto de un plan de urbanización a partir del permiso solicitado por los vecinos Dionisio Romero Bergillos y otros para demoler y reedificar los viejos edificios para lo que el Ayuntamiento establece unas normas urbanísticas. También las comunicaciones con la vecina villa de Monturque se verán mejoradas a partir de la construcción del camino vecinal a Monturque que se llamaría "de Monturque - en la carretera de la Cuesta del Espino a Málaga - a Moriles, en la de Aguilar a la Estación del Horcajo" para lo que se acuerda solicitar un préstamo al Estado por 8.066 pesetas pagaderas en 30 años. En 1920, el número de calles de la población sigue igual a enero de 1915, es decir, dieciséis, según consta en la estadística de viviendas confeccionada en este año. Fernández Jiménez, Molinos, Alta, Colegio, Llano de la Posada, Paseo San Jerónimo, Tejar (Callejón), Canalejas, Estación, Gómez de la Serna (Cochera), Horno, Santón, Pasaje, Alcalá Zamora (El Niño), Escuelas y Monturque, junto con la plaza de Abastos, formaban el núcleo urbano de la población. El alumbrado público eléctrico se había también generalizado en la localidad con un consumo mensual que ascendía a unas 160 pesetas.
2. CULTURA
Tampoco la cultura fue la principal preocupación de estas corporaciones. Al contrario, la incultura se había instalado incluso en el mismo consistorio, como hemos visto en el caso del alcalde José Doblas Ramírez a quien en el acta de su destitución se alude que al ser analfabeto estaba incapacitado para el cargo. La principal actuación cultural de la localidad seguía siendo la feria de octubre, que en 1919 estuvo a punto de ser relegada a una simple velada festiva el primer domingo de dicho mes, trasladándose la feria real de ganados, por acuerdo del pleno, a los días 1, 2 y 3 de agosto por ser esa fecha más adecuada a los festejos y además porque cada vez era menor el número de forasteros que acudían. Se notaba el efecto de la crisis social de la época. El citado acuerdo fue publicado en el Boletín Oficial de la Provincia del viernes 30 de mayo. Con todo, la moción no prosperó y durante los días 5, 6 y 7 de octubre se celebraron los tradicionales festejos con un amplísimo programa. Los gastos ascendieron a 905,50 pesetas. Al año siguiente el presupuesto de la Feria Real de ganados subió a 1.208 pesetas. Otra tradición a la que se alude en estos años es la Fiesta de las Palmas del Domingo de Ramos, con asistencia de la Corporación municipal y autoridades locales.
Las escuelas seguían desatendidas en cuanto a locales y, en vista de las dificultades para encontrar uno adecuado, el Concejal Agustín Jiménez Heredia expone la conveniencia de gestionar del Patronato fundado por D. Gregorio García de Leaniz la edificación de un nuevo local para este objeto. Nicolás Molina Jerez gestionaría la petición en Córdoba ante los encargados de dicho Patronato. De estas gestiones surgirá el emblemático edificio de las Escuelas García de Leaniz que durante tantos años albergaron las escuelas de niños y niñas y el Ayuntamiento de Moriles. Mientras tanto el Cuartel de la Guardia Civil se había trasladado al local propiedad de Rafaela Arjona Barranco donde se ubicaban las escuelas, Ayuntamiento y Juzgado. Era maestro de niños don Francisco Cosano Luque y de niñas doña Juana Villalba Serrano.
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FUENTES
El Defensor de Córdoba, 2 de junio de 1919, p. 1
FUENTES
El Defensor de Córdoba, 2 de junio de 1919, p. 1
Diario de Córdoba, 1 de octubre de 1919, p. 3 En él se puede leer el extenso programa de festejos.
Archivo Municipal de Moriles. Libros de Actas de Sesiones y Junta Municipal
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