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sábado, 11 de octubre de 2014

LA HISTORIA Y LOS FANTASMAS DEL PASADO

Óleo de Francisco Paula Alcalá Chacón
La Historia y los fantasmas del pasado

Antonio Cortés Cortés, Cronista local de Moriles
       
      A veces, para magnificar la importancia del presente o para reivindicar un proyecto de futuro, se le quita al pasado el valor que tiene tanto en la historia de las personas, como en la de los pueblos.
    
      Pero el pasado tiene un gran peso en la vida personal y en el desarrollo futuro de cada uno precisamente por la importancia del mismo en el origen del “ego” (eso que llamamos “yo”). Cuando queremos justificar nuestro modo de ser, nuestro carácter o nuestra personalidad siempre echamos mano de nuestra experiencia personal, de nuestro pasado, por muy duro o amargo que haya sido. Una vida sin experiencia esconde siempre una personalidad vacía, carente de valores. Por eso amamos nuestro pasado por encima de todo, porque es lo que sostiene nuestro ego.

      Queramos o no dependemos de él, ya sea por el recuerdo o, en la mayoría de las veces, a través del mito. El recuerdo nos une a un pasado real pero que nos puede atar y esclavizar a una realidad que no nos guste y de la que, posiblemente, queramos escapar. A veces los recuerdos nos son desagradables y nos atormentan y por eso recurrimos al mito e inventamos un pasado a nuestra medida; es como si nos hiciéramos protagonistas precisamente de la historia que hubiéramos querido vivir nosotros mismos. Con el mito recreamos un pasado a nuestra medida con objeto de perpetuarlo, limpio y transparente ante nosotros mismos y los demás y transmitirlo para el futuro.

      Pero hay recuerdos que nos traicionan y una y otra vez se vuelven contra nosotros; es entonces cuando aparecen nuestros fantasmas. Los fantasmas de nuestro pasado vienen a desmitificar lo que hemos construido, a decirnos que nuestro papel en esa historia que hemos fabricado, no fue de héroe sino de villano, no de víctima, sino de verdugo. Y aparecen entonces los fantasmas ocultos del egoísmo, del odio, de la codicia, del ansia de poder y dominio… que nos van llenando de sentimientos de culpa, de miedo o de resignación.

      Pero no quiero referirme ahora a estos fantasmas personales, a los que cada uno tendrá que reconocer y enfrentarse a ellos. Quisiera hablar de la Historia, que también tiene sus propios fantasmas. Siempre se ha dicho que la Historia la han escrito los vencedores, y es cierto, porque son ellos los que pueden convertir los hechos reales en mitos, pueden mitificar la Historia, recrearla a su medida, ya que poseen los medios de control, de difusión y de adoctrinamiento para conseguir una sociedad sumisa que acepte los mitos que ellos imponen. Ellos pueden escribir su historia.

      Por eso hay épocas o personajes que regresan como fantasmas, recuerdos que vuelven una y otra vez, demonizados unas veces o endiosados otras, intentando imponerse como modelos de valores, de sociedad o de gobierno. Son los fantasmas de la Historia manipulados para poseer y dirigir a la sociedad desde las tribunas del poder o de la prensa.

      Cuando interesa negar esos fantasmas, se fomenta en la sociedad la catarsis del olvido, el “aquello ya pasó”, para crear en la gente sentimientos de confianza, seguridad y esperanza en sistemas políticos o económicos que la Historia ha demostrado, a todas luces, como destructivos, opresores o antisociales, ¡cuando precisamente el olvido es el peor enemigo de la Historia! Es conocido el antiguo aforismo “un pueblo que olvida su historia, está condenado a repetirla”, es decir, condenado a ser un pueblo sin futuro.

      Igualmente resulta fácil, también desde el poder, demonizar los movimientos de denuncia, de liberación, de igualdad y justicia sociales, recurriendo a los fantasmas de la desconfianza, de la inseguridad o del miedo al futuro. Una gran parte de la sociedad, incluso perteneciente a las clases medias, pero apegada a la tranquilidad que le ofrece su vida aburguesada, terminará rechazando esos movimientos por el temor a perder lo que han ido consiguiendo en la vida.

      También Moriles, nuestro pueblo, posee ya su pequeña historia que hemos ido rescatando de los archivos municipales y que espero podamos ver publicada próximamente, a modo de crónicas, en un breve volumen como continuación de la Historia de la Aldea de Zapateros, de Antonio Maestre. Moriles cuenta además con su gran memoria, a caballo entre el mito y la leyenda, una memoria que Paula Contreras ha sabido plasmar en sus escritos consiguiendo un Moriles mítico, milenario, que trasciende las pequeñas historias de sus personajes.

      Y esta, todavía corta, historia de Moriles cuenta también con sus propios fantasmas que aparecen y desaparecen y siguen inquietándonos allá donde estemos, como aquellos antiguos “martinillos” de los cuentos de nuestras abuelas. Ahí están presentes, desde el origen de la antigua aldea de Zapateros, llena de alusiones a sangrientas batallas, crueles matanzas y luchas contra los gobiernos absolutistas, pasando por el proceso de emancipación que dio lugar al nacimiento del nuevo municipio de Moriles y que nos sumerge en un oscuro mundo de historias repletas de intereses por la posesión de la tierra y de rivalidades y luchas familiares o políticas, hasta el final de los primeros veinticinco años de vida del municipio, en los que la lucha por el control y el poder municipal fue una constante que creó todo tipo de sombrías situaciones, dramáticas unas y pintorescas otras.

      Todo este pasado nos va surgiendo ahora lleno de luces y sombras, de logros y fracasos, de héroes y villanos. Lo importante es que no nos dejemos influir por sus fantasmas, que recuperemos la verdadera historia de nuestro pueblo, sus auténticos hechos y personajes, dejando a un lado los sentimientos que nos despierten las antiguas ideologías o las historias familiares. Todo el pasado de Moriles, desde el más remoto al más reciente, sigue teniendo un peso específico en el origen de la idiosincrasia del pueblo, en su “yo” más profundo y, por tanto, en la forma de ser de los morilenses de hoy; por eso lo queremos y lo respetamos por muy oscuro que nos parezca.

      Pero los fantasmas de Moriles no sólo nos acosan desde su pasado histórico; también la tierra y el entorno de sus campos nos evocan algo que trasciende lo natural, como si una enorme fuerza telúrica y mítica, surgida del agua y el barro de su suelo, hubiese dado vida al pueblo al mismo tiempo que a sus ricas cosechas. ¿Quién no recuerda todavía los antiguos arroyos, fuentes, pozas, charcas y manantiales en el pueblo o sus cercanías? Por eso Moriles sigue teniendo sabor a tierra, a campo y a barro.

      Fantasmas personales, de la Historia o de Moriles. Hoy nos toca convivir con ellos. A veces desearíamos que no volvieran, conjurarlos y pensar que los hemos hecho desaparecer para siempre, que ya no existen, pero ahí están de nuevo recordándonos que las viejas historias siempre tienen un final y que algo nuevo puede comenzar a nacer en nuestra vida, en la Historia o en nuestro pueblo.

      Así nos lo recuerda la letra de aquella canción que Marlene Dietrich cantaba en la película de Billy Wilder, Berlín Occidente, exorcizando los fantasmas de la guerra: “Entre las ruinas de Berlín / los árboles florecen como nunca lo han hecho / Algunas veces por la noche sientes el pesar / El perfume de un dulce despertar / Es cuando finalmente te das cuenta / de que no volverán los fantasmas del pasado / Una nueva primavera va a comenzar…”

      Y esa primavera, que todos esperamos que comience en nuestra vida y en el mundo, tan necesitado de ella, es la que deseamos también para Moriles: que supere esos viejos fantasmas del pasado, esas antiguas ruinas de su corta historia y que florezca como árbol nuevo exhalando el perfume de un dulce despertar.  


Artículo publicado en la Revista de Feria Moriles octubre 2014



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El origen de Moriles en el recuerdo de Paula Contreras

En julio de 1984 (tenía entonces 73 años), Paula Contreras, accediendo a una petición mía, plasmaba sus primeros recuerdos sobre Moriles en una densa y amplia carta que, por su contenido, creo debo poner al alcance de todos los seguidores de este blog. La divido en cinco páginas según su contenido.